La mejo(dida)r vida.

poema de Luit Pold

Hasta qué punto de flagelación seremos capaces de aguantar
antes de ponernos de rodillas suplicando por nuestra inocencia,
hasta que argumento o excusa seguiremos engañándonos
sabiendo que llevamos la sangre de un culpable por dentro
y la de los inocentes sobre las manos,
porque es cierto somos nosotros los que arrancamos vidas,
y en su lugar plantamos guerra,
somos nosotros los que nos bebemos hasta la última gota de poder
en cada oportunidad, y abarcamos la tierra poniendo nuestro nombre
por encima de ella, violándola como a una puta indefensa y sin dar nada a cambio,
y aquí les digo que quedarnos de brazos cruzados también trae consecuencias,
que ir por la calle señalando los problemas no ayuda a resolverlos,
que mirar al cielo no evoca la paz, y una sonrisa no sustituye a miles de pérdidas.

Sobre las paredes pancartas colgadas tintadas con los gritos de dolor
de aquella mujer que era madre y aquel hombre que desearía jugar
con su hijo una vez más,
habitaciones vacías en un pueblo fantasma donde se respira la muerte,
personas sufriendo sobre peso, personas muriendo de hambre,
agonía y estrés en las listas del paro, derechos fusilados empezando por el amor,
esperanza robada, balas perdidas en busca de los menos afortunados, esperanza rota,
llagas en la igualdad, marchas fúnebres, réquiem de los sueños, suicidas colgando
de los brazos de la mañana, libertad de expresión en la suela de algún diputado,
risas alimentadas por dinero, bancos embargando los platos de la mesa (¿Cuál mesa?)
bibliotecas hechas ceniza en el nombre de algún dios, almas presas, homicidas libres,
mierda hecha consumismo para una felicidad caducada, publicidad maniatando mentes,
lluvia ácida, animales trofeo, animales esclavo, animales juguete,
oscuras mentiras cabronas sin vergüenza en pleno día,
tiernos besos oprimidos detrás del cristal llamado libertad,
ojos ajenos con orejas grandes y bocas de palabras cizañosas,
radiación, hecatombes, maremotos, arenas tan espesas y traicioneras en cuenta regresiva,
y todas las lágrimas sinceras hechas estalactitas por encima nuestro, frágiles, punzantes,
y devastadoras atentas al minutero.
Esto solo es el principio de la piel que nos arropa
diciendo que todo estará bien y que no miremos atrás o a un lado,
solo enfrente, así que caminamos torpes como ovejas por miedo a la sal en nuestras células,
y sin voz ni objetivos nos resignamos a la espera de una vida mejor, a la espera del cambio,
no vemos los clavos sobre nuestros hombros ni la estaca en el pecho,
y lo que es peor no sentimos arrepentimiento ni culpa,
de hecho no sentimos nada,
hasta que la puerta suena.

Comentarios & Opiniones

María del Rocío

Luit, que tremendos escritos haces. Fuertes cubren tanto! Largo pero valió la pena escucharte y seguir tu declamación en letra. Enhorabuena adelante.

Critica: