UN MAR COMO OTRO CUALQUIERA

poema de Chico

En septiembre languidecía la playa, la arena no quemaba las plantas de los pies como en agosto, y sentado frente al mar, el mar de siempre, el mar que no había envejecido nada,
metí los pies en el agua, era el mismo mar que recordaba desde que era un chiquillo.

Peina plata el sol dorado,
tu cuerpo sobre la arena
rodeado de caracolas,
llevando pegado a la olas
tu perfume de azucena
con un blanco nacarado.

Vergel de piel mojada,
unas manos temblorosas,
un rápido beso robado,
el corazón enamorado,
y unas palabras nerviosas
al azul de tu mirada.

No es que me hiciese sentir viejo, más bien, era el cansancio de chocar siempre contra las mismas barreras,… esa manía de poner nombre a las cosas, necesitaba una mente que viese todo como nuevo.
Me dieron ganas de hacer un barquito de papel, dejarlo en la orilla,¿ y por qué no?. Escribir un mensaje ….

Llena esta de batallas,
sentimientos no pagados,
palabras al viento vertidas,
todas dejando sus heridas
qué, lleva el mar olvidados
a chocar contra murallas.

Dejar la armadura oxidada,
ya no queda a quién salvar,
en sus torres de homenaje
ven al mundo por su pelaje,
debe de ser triste escuchar
las últimas campanadas

Iba a hacer un castillo de arena, la idea era aporrearlo una vez terminado, pero a medida que iba tomando forma, mi opinión iba trocándose, podría ser el Miguel Angel Buonarroti de los castillos, o tal vez Pigmalión de Chipre.

Piedra de fría belleza
con un alma encerrada,
al que fue tu creador
muéstrate sin rubor,
sé, esta noche, invitada
a la mesa de la tristeza.

¿Acaso es mucho pedir?
si es que un cielo hubiera,
si existiese la piedad,
sea pues mi voluntad
y a una piedra cualquiera
pueda un alma infundir.

Recordé que siempre había soñado ser marino mercante, bajar en cada puerto e imbuirme en el hampa local, calles lóbregas y estrechas con olor a humanidad, calles de farolas de luz amarilla tenue, bajo las que se observaban las volutas de humo ascendiendo al cielo de los olvidados, chicas alegres de mirada triste, qué te invitaban a fumar una aromática cachimba de las hierbas prohibidas del elíseo, y, volver a embarcar con el rostro tumefacto en una pelea y la paga quemada en una noche inolvidable , qué seguramente, se repetiría idéntica en el próximo puerto.

Que las hadas nocturnas
vestidas con luz de luna,
hagan derroche de amor,
que, en noches frías su calor
nos hagan sentir fortuna
en otras noches taciturnas.

Delicada y sutil mariposa,
al precio de una moneda
un instante de felicidad,
un encuentro de libertad,
esa huella que nos queda
que hace la vida hermosa.

La gente paseaba por la orilla, tal vez por hacer ejercicio, tal vez, por ensoñar un encuentro, o sólo, por contemplar la grandeza de la obra divina. Pensé en el mar como una en mujer, te mostraba su belleza, su generosidad, su fuerza y, a veces, hasta su mal humor… pero todo era el mismo mar……

eres perla y un zafiro,
un rubí y un diamante,
eres cofre de un pirata,
eres cuerda e insensata,
eres estrella brillante,
eres del preso el suspiro.

Eres patria y libertad,
eres alegre y grandiosa,
eres tierna y delicada,
una cálida mirada
más bonita que una rosa,
eres todo humanidad.

Era romántica la idea de Pizarro quemando sus naves al llegar al nuevo mundo, dejar atrás el pasado, ese lastre de ser el que siempre se ha sido, de personas que te recuerdan lo que, tal vez, quisiste olvidar, que te impiden renacer en nuevo color rojo y anaranjado como un ave Fénix.

Soñaba con tu dulzura,
con una dulce melodía,
con tu cuerpo de sirena,
soñaba mi alma llena
de una bella fantasía,
enamorado de la locura.

Te soñé enteramente mía
cómplice y compañera,
te soñé pasión y fuego;
mas soñar es solo un juego
qué convierte a la quimera
en dueña de vidas vacías.

Dos pescadores, sobre el espigón, se afanaban con sus anzuelos en intentar capturar algún despistado pez; Comer o ser comido, ser invitado al banquete o formar parte de él.
A veces, las fábulas cuentan como el salvador es sacrificado en aras a la naturaleza del salvado, supongo que no se puede evitar lo ineludible.

Es mover tus caderas
hilo dorado de Teseo,
me hacen perder la razón,
renacer falsa ilusión
exacerbando el deseo,
encendiendo mil hogueras.

deja mi seso dormido
mi libido aletargada
déjame quieto, sereno,
no inocules el veneno,
aún permanece la espada
en el árbol abatido.

Hasta ahora, no le había pedido mucho a la vida, no es que el mundo tuviese una deuda conmigo, ni era hora de pasar viejas cuentas, pero, creo, qué podría haber sido un poco más ambicioso.
Miraba el mar y el sonido de las olas parecía imbuirme de una nueva fortaleza, ahora me veía casi capaz de cruzarlo a nado.

Sin rumbo ni sin veleta,
que, una diosa de fortuna,
como hoja al otoñal viento
sea reina del pensamiento,
tres sietes , las veintiuna
siempre rojo a la ruleta.

Lanzad los dados lastrados
y , a los ojos de serpiente
encomendar nuevo rumbo
sea fin a pasos vagabundos,
a las miradas inocentes,
hoy, ha nacido un soldado.

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