Amapola Roja

poema de Bell

Como recuerdo a una mariposa,
dejar sus alas de amapola.

Danzaban en el aire con diversión,
hasta que un duro viento se las
arrancó sin compasión.

Descendía con gracia,
bajaba con elegancia,
hasta tocar una planta
totalmente despreciada.

Sus alas de manzana
eran depositadas sobre aquella
planta,
el vendaval rugió,
y a la pequeña mariposita se llevó.

Aquella planta despreciada,
se volvió una fina dama.

Resalta en el verde,
es muy graciosa,
y sobre toda las cosas,
muy hermosa.

Solo cuatro pétalos tan finos,
un tallo cristalino,
Es difícil describir algo tan bonito.

Aunque no lo crean,
la mariposita ahora es una flor
muy bella.

Ya no baila por el cielo,
pero aún se divierte en el suelo.

Se comporta como una niña,
pero se la ve como una señorita.

Su pasión por la diversión
no se esfumo,
aun cuando la ventisca
con su vida terminó.