LAS CAMPANAS DE LINARES

las campanas de linares.

y se oyen con sonido de los plomos

donde son minas enterradas huecas,

las voces de cástulo romano en muecas

con triángulos redondos en sus lomos.

tocan a doce en el ayuntamiento

donde chocan ecos junto a la casa

de la sal, donde nace poeta que amasa

sin rencor, verso y beso en fingimiento

de poema, que haga mineros antaños,

bajo cantera de suspiro y panes

para llevar a churumbeles, flanes

de leche sin medida que haga engaños.

el frío llega a la mina de la cruz

porque a las cinco de la madrugada,

la piedra tiene hambre y sed vetada

hasta que el martillo redoble en la luz.

es oscura la sombra del linarense

con el candil y el bajar al sótano

de las tierras que no hacen plata en vano,

sino picar y picar de circo circense.

es hablar del cantar de los recuerdos,

lo que hay que apurar del plato de aceite

con la ultima sopa de harina que deleite,

lo que la abuela daba con tintes cuerdos.

plaza de santa maría que parece

catedral de las teólogas virtudes,

donde me bautizaron de inquietudes

y sin saber el precio que la fe merece.

si los llantos tienen nombre y escuchan,

diez mil mineros desahogan pulmones

con el gris de silicosis, y razones

que a hijos hagan valorar que si luchan

los que al aire callan sin nube y sones,

los que se hacen ciegos para hacer futuro,

los que son subterráneos de lo oscuro,

los que cavan y cavan al miedo escalones.

y no bajan los mineros a hacer hueco y muro,

sigue el sonar de campanas de linares

donde recuerdos fueron arboles de espinares,

voces al plomo gris como humo en puro.

mineros, que abajo leíais cantares,

con caricias y golpes a la cantera.

mineros que a los sueños daban espera,

diez horas ciegas como luna en lunares.

antonio martinez de ubeda.