Paz. ( Será la paz )

Se llega a un vacío existencial profundo cuando alguien se va, alguien que marcó nuestra vida, nuestra realidad, es como llevar un duelo, pero el cadáver lo cargamos nosotros mismos cuando los recordamos y se sufre, se llora y sangra como si la herida no sanara aún cuando creemos que sí.
Nos sentimos fuertes ante la vida y ante los demás golpes del mundo pero esa...esa herida no deja de sangrar y llega la diabetes mental, la dura toxicidad de los recuerdos, como si fuéramos masoquistas en medio de un momento más cruel en el recuerdo que en la misma realidad.

La mente es tan traicionera que nos hace creer en que podemos cambiar todo, así de la nada como magos y no lo somos.

En las relaciones amorosas hay de todo además de amor, se pasa a gusto y se sufre pero es la vida y estamos preparados para ello y..
¿Si no es así?
La realidad es una y así mismo se toma, por la cara y de frente se le dice de qué estás hecho, qué forma a tu corazón, qué a tu alma y más aún tu amor propio.
Alguien dirá...¡ No puede!
¡ Es cobarde !
¡ Morirá y lo llamará!
Pero lo que no saben es que dentro de cada corazón resquebrajado por el dolor de una pérdida hay una fuerza vital que lo hace despertar en las mañanas y lo hace creer en un buen día de nuevo.
Siempre hay quien dude.
Siempre se hablará ...
Pero sabemos tu y yo que somos más que un adiós,
que somos más que esas lágrimas secas en un pañuelo,
que somos más que ese deseo de regresar en y hacia el ayer.
Porque no demostramos nada...a nadie, a nosotros mismos, somos realidad, paciencia, valor, fortaleza y amor para la siguiente persona que nos valore.

Y llega...sé que llegará.

Dedicado a mi amigo en su duelo porque confío en él y en su amplia capacidad de amar sin reservas, en su fortaleza y su enteresa como hombre valiente que es.

«Te llevo en mi corazón»

Luna.
Dic.6.20.
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