Manos Lentas

Siento que la piel me es ajena, me quiero arrancar el cuerpo el sentimiento porque estoy harta de estas lentas manos, del miedo, de maldito miedo, de contar historias en forma de verso, sin besos, estoy hasta la madre de sublimar todo mi deseo en poemas inútiles, incapaces de tener nombre, boca y cuerpo, con metáforas podrirás, gastadas, repetidas. Estoy harta de los puntos suspensivos y de la lluvia intermitente que tumba el cielo afueras de mi ventana, estoy cansada de posponer mi alarma porque no tengo fuerzas para levantarme. Hoy son de esos días donde siento que mi alma tiembla tiene frió y desespera, quiere correr empaparse de lluvia fresca pero mi cuerpo aprisiona, siento el pecho explotando, la cabeza colapsa y los pies atornillados al piso, porque siempre es un “no puedes” “no debes” “no cambies” y mientras yo estoy aquí atada a letras sin altavoz, no puedo gritar, no puedo correr, no puedo perder, ¿y si pierdo? A quien chingados le importa si me tiro, si me quemo, si me pego, si me desmorono que así sería mejor, nacería, se rompería la celda, el cuerpo con sus manos lentas con los pies soldados, seria lluvia, seria llanto pero no ardería sobre las mejillas, sería algo, no sé qué seria pero no seguiría siendo estas manos lentas