PERMÍTEME

Alma mía callada entre laberintos húmedos
Congélame el tiempo porque no consigo abrir mis ojos
Siento mi vida cansada despertando del letargo
Agitando mis poros violentamente hasta sangrar
Dilatando mis pupilas, transfigurando mis huellas
Y destiñendo la palidez de mi espalda en este secreto balcón

Alma mía silente no te cobijes en este planeta
Dispón la musculatura fibrosa como artefacto para la alegría
Titubea si quieres, pero no reabras la herida
Come el banquete que te ofrecen ahora
Las señoras de indonesia
Tatuadores de la vida

Alma mía, tranquila
Que no ha existido coronel en vida capaz de marchitar los tulipanes
Ni mucho menos amor perdido entre las ciénagas de esclavos
En el secreto de la masonería
Descríbete alma mía para que en el calor de la conversa
Nunca digas nunca.