La vida

La vida;
Savia fugaz que recorre las venas más desgastadas
Sin inoportunar, hasta que,
A posteriori de mucho - o antes que aún más-
Asaetea incongruentemente la poca estabilidad
Que creo -dubitativa, siempre- tener,
Mostrando cartas que un ¿destino? Echó
Y con las que sí o sí debemos jugar - ¿a qué?-
Para no quedarnos atrás,
Y así,
Saborearla, la vida,
Con un paladar virgen o casto o inmáculo donde los haya
Para que no nos deje mal sabor de boca,
La vida,
Que así es o deja de ser,
Según como la trates, te trata y da y quita a su parecer,
La vida.

Asaetea, sí
La compartes -la tuya- y entrelazas con mil vidas más,
Ajenas,
Más o menos vívidas, disfrutadas, tullidas,
-igual de llenas que de vacías-
Tratas de aprovecharla cómo si cada día fuera el último
Dado que bien podría ser así,
O eso nos han enseñado,
A vivir por el simple hecho de vivir.

La vida;
Mañana puede ser que la vea con otros ojos,
O que me de por cambiarla por la de otro cualquiera
-la nuestra, al pertenecernos, aburre-
No obstante,
Por hoy, por ahora,
No por falta de razones, sino por falta de ganas,
La dejaré seguir -como siguen las cosas que no
tienen mucho sentido-
Por miedo a despertarme sin ella,
Antes de haberla, siquiera, vivido.