Contra el mar,

Contra el mar,

Me obceco contra el mar, del silencio vulnerado,
sobre el tálamo que luego vitupera su creatura
sobre el mar que mi figura su carrera nunca ha hallado,
por el muérdago que inflama el dulzor de su amargura…
Vuela un ápice de luna, sobre el cristal de mi infancia
corcoveándose en mil lunas de lo cruel a su hermosura,
sobre Circe que enamora, de turpitud a fragancia
y sobre el mar, su estancia, es jazmín de su dulzura…

La carrera de mi pluma es el delirio de mi espada,
donde yace antigua amada, sofrenada con orgullo
la paciencia de su espada es jinete al pedregullo
de mi bien a bienamada, sobre el légamo que evada…
Mi dulzura yace pérfida tras lo cïego de los montes
irradiando de sus fuentes el silencio, sus estrellas,
donde jóvenes y bellas hacen pan y miel yacentes
donde roba no mi herida sino el dulce a sus querellas…

Suelo albor la brizna apañar en su vuelo,
legitimando el perfume torcaza herida radiante
sobre el dulzor del anhelo, su risa de oro, de infante
ó aquél desvelado ya océano de aquél caminante de cielo,
Donde roba el suspiro mis ganas de aquélla
que funde en mi arte su oro y mi estrella
castigando con besos de rüina mis álamos cïegos
desnudos de sol, empinando sus füegos…!

Recibe sus lauros gentil soberana la cumbre
manantial en que alumbra morada despeña,
sobre el jinete que süeña, su anhelo figura su orfebre
caliginoso y se püeble, sobre sus calles enseña
gentil ascua dulce de aguas que abrevan las aguas
de sólo silencios de aldabas, moradas y cïegas
matices de sombra entre luces y luces de sombra, de leguas
que viajan encintas de llanos, y brazos que anegas…

La voz entumece los cobres que el mudo zafir
no lo importa, sobre aquél manantial debe huir
la sombra de sombras y ardides, sobre flechas distintas,
el goce del alba en sus mellas de sombras extintas
y las obras del cielo que arrojan sus tintas,
a aquél occidente que noches despiertan
sobre lentas canoas que fueran precintas
del cielo y la sombra que vuelve sus aves conciertan…

Fraguado el declive de su oro en las nubes,
designa su llave de mudos silencios
sobre cielos y cobres, y azules espejos, anuncios
por sobre las debacles del tiempo que robes
hacia el delirio que brava su sombra y carmines
desnudos de plumas y mortecinos recuerdos,
sobre el valle que encima su luz y jardines,
de sus horas de luz, y de sombra, los cardos…

De nïeve el tiempo resiste, sus mellas
aguando sus mismas estrellas,
y nieva su prisma, su luz se asemeja
al oro del vino, sandías de voz en tu reja…
Mirada de sol y de bruma que acaudala su vino
en el oro del dial, y su cuasi bermeja sapïencia,
do el mar recibe sü ausencia
y su luz esparce tu luz, tu voz en el trino…

Estrella que aguarda bermeja su hora escarlata,
no teje, no hila fulgores de plata…