YO NACÍ UN DÍA QUE DIOS ANDUVO ALEGRE

poema de KOKOKAR

Yo nací un día que Dios anduvo alegre,
yo diría, de plácemes,
pues según la hemeroteca
no había nada que celebrar,
de modo que mi arribo
a este mundo ancho y ajeno
fue toda una celebración
para mi madre
que era mi Dios sonriente
hasta las lágrimas.
Tiempo después,
Mi madre,
Mientras hilaba su puchka
En retirada,
Allá en el campo celestial
De mis ancestros,
Me dijo:
-A ti, mi pequeño Jorge,
Sólo te agradan las cosas sencillas.
Haces bien hijo mío,
Pues el destino te tiene asegurado
Que no codiciarás bienes ajenos,
Ni serás maleducado.
Mi madre había interrumpido
Mi lectura vallejiana:
“Execrable sistema,
clima en nombre del cielo,
del bronquio y la quebrada,
la cantidad enorme de dinero que cuesta el ser pobre...”
Comenzaba a razonar
aquel profético mensaje maternal
y también aquel delirio vallejiano,
entre el cariño y la necesidad,
de hacer que broten de mis fauces,
versos, prosas, parafraseos,
casi por la inercia de la vida,
recitando al poeta de piedra negra sobre piedra blanca,
entre la necesidad y el asombro.
Mi madre me enseñó a decir lo que siento
Sin mayor filtro que la sinceridad de mi conciencia,
Me enseñó a asimilar la vida y a los seres humanos,
También a los otros, que son los más.
Desde muy pequeño me aleccionó
A defender mis palabras,
Porque tan sólo una bien usada y medida,
Es capaz de contener mil imágenes,
O mil lágrimas.
Pero el destino se encargó
Por casi medio siglo
De que vaya labrando y cultivando palabras,
Desde aquel campo ancestral de mis primeros versos,
Hasta mis años mozos allá en el Caribe,
Donde la radio fue mi hábitat
Y el texto mi arma defensiva.
Escribir y leer para este parroquiano
Es hacerle una reverencia a esta vida
Bendecida por el creador.
Conozco el arte de juntar palabras,
Para formar aquello que llamamos,
Sentimientos,
Hago libros,
Comunicación e ideas
Para hacer de la vida un lugar común
Y con conocimientos compartidos,
De eso se trata todo este sentimiento
Hecho vida,
Que ustedes ven transitar por este mundo,
Y que lo llaman Jorge Carrión,
Como pudo haberse llamado Juan Pérez, Perico de los Palotes,
Es decir, de eso se trata.
Y de eso trato, de darle un guiño de esperanza
acompañando el proceso creativo
A quien tiene algo que decir,
Incluso más allá de las palabras,
Más allá de los textos ganadores
De nuestros concursos,
Más allá de las distinciones honoríficas
Y trofeos bien ganados tras predicar con el ejemplo.
Para hacer de todo esto que nos rodea
Un lugar mejor, más habitable y auténtico.
Como este recinto,
Cuna de la democracia,
Donde habitan los otrora padres de la patria,
Donde duerme la esperanza de un pueblo,
Por lo demás, como todos,
Sólo soy un ser más
que sonríe y ama,
a su dulce Patria grande engalanada,
un hombre que ejerce de periodista
y que sueña y ama a su sirena enamorada.
Alguien a quien le siguen cautivando
Las cosas sencillas de la vida,
La soledad, la garúa limeña,
El puente, y la alameda.

Hemiciclo del Congreso de la República del Perú, Raúl Porras Barrenechea, Poemátrix escrito por Jorge Carrión Rubio. Lima, 11 de Diciembre de 2023.