LA NIÑA DE MIS OJOS

poema de KOKOKAR

LA NIÑA DE MIS OJOS…

Su despedida ha sido un largo aliento de olor maternal
bajo un regazo imaginario,
interminable que aún siento.
No hay dolor más rudo que su ausencia,
cual Dolorosa en plena procesión de flores.
Me quedan sus caricias,
sus llegadas y partidas emocionadas,
allá en el Caribe.
Mi madre partía cuando más garuaba para mí,
esa Lima gris a la que volvía
y que yo sólo alcanzaba a seguir su carruaje existencial
con rumbo hacia su última morada.

Su memoria es un dulce recuerdo
que con el transcurrir del tiempo
se hace eterno,
se hace Dios,
porque es la mejor prueba
de que Dios se hace presente
para poder acariciarlo a él.
Y hoy que he perdido sus caricias,
es esta una soledad que ahoga,
que se atraganta en el pecho,
que prolonga el invierno gris,
que advierte la ausencia del creador.
Hoy,
no sé si fue un sueño,
sin apenas poder moverse,
se despidió de mí,
con su mirada y su paz.
No puedo precisar cuánto tiempo estuvimos inmóviles,
yo sin callar,
terminé leyéndole mis poemas.
En varios de ellos está siempre ella,
mi mejor verso.
Cuando ya no puedo más,
me acaricia con sus manitos,
se me queda mirando
y un suspiro largo y sostenido me dice adiós.

Sigue garuando en Lima,
aunque las garúas ya no despierten sonrisas,
ni la vida sin ella una caricia.
Mi madre llegó del cielo
y me trajo a este mundo ancho y ajeno,
desde entonces todos los días que pudo me despertó y sonrió,
incluso cuando hice familia,
siempre estuvo allí despertando las sonrisas de mis nenes.
Aunque para ser exactos,
mi madre se fue cuando llegó mi nena.
Y sospecho que,
vino con ella,
para prolongar sus caricias,
su inmenso amor,
su infinito arrullo,
para no perder a Dios.

Gracias madre por ser ahora a esta hora,
la niña de mis ojos,
por enseñarme a saltar despreocupado
entre la garúa de un tiempo que sigue detenido
en tu eterno recuerdo.

JCR, Poematrix, Noviembre 28 de 2023