La mujer que no se niega

Soy remolino y tormenta,
una vorágine de sentimientos,
un cliché lacrimoso.
Tengo estos impulsos de fuego,
el arrebato de un mafioso,
la ira de Zeus.
Soy cambiante y palpito.
Trepidante, mi boca se hace seca.
Languidezco y me extenúo,
resucito a veces.
En mí puedes ver un patrón genérico.
Soy básica, básicamente un alma.