fantasias homicidas

El fétido olor de un secreto marchito,
mis labios rotos, secos y desquebrajados
como arena rojiza de mi desierto
por esos años pacientes sin ser besados.

Mi lengua suturada por la cobardía,
mi mente calcinada en varias zonas,
torturada noche y día por las arañas
que devoran con su rabia mis neuronas.

Y pierdo el sentido de la realidad,
y sueño despierto con el mal ajeno
esposandome las manos a la cordura,
¡apagando con gotas de llanto el infierno!.

Solo puedo contar contigo poesía,
abrazarme a tus alas antidepresivas,
asesinando a mi soledad reinante
en una más de mis fantasías homicidas