Séptico

Muerte diurna susurra sin pesar,
ahogando a los críos
en las casillas de lágrimas,
¡oh mis hijos muertos!,
pesar para el que los observo.

La piel se carcome dentro,
lo séptico floreció,
mis hijos muertos en una esquina,
las lágrimas no dan amor,
la ulcera cautivo.

Vive o muere,
siento o pierde.

Es la grieta carcomiendo el borde;
la intrusa luz de fondo,
la punzada dentro nace
de un grito y un adiós
¡oh mi lord!

Salvar a morir,
vivir no parece seguir.