Un trastorno y alguien más

Nadie me dijo que me
apegara tanto a ella,
¡pero lo hice!
Me encariñé tanto...

Ella no supo por qué
yo causaba el mismo problema,
por qué me disculpaba
unas...
cuatro veces...
a pesar de que a la segunda
estaba todo arreglado,
pero yo percibía que no era así.

Dijo que me entendía,
pero no era así,
me entendió ayer,
me entiende hoy,
me entenderá mañana,
pero no en el preciso momento
en que me vuelve a pasar...
ella no me entenderá.

¡Yo no pensaba mal de ella!
Sí, ¡pensaba mal de ella!
pensaba mal de ella,
una y otra vez pensaba mal de ella,
¿Ya conoció a alguien más?
¿Me quiere?
¿Me quiso?
¿Le importo?
¿Se alejará?
No creo que esté mal encariñarme,
ni demostrarle más afecto
que el de un enamorado.
Simplemente la quería...
la quiero.
Pero pensaba mal de ella,
mientras más ansioso,
más pensaba mal de ella.

Ese fué el problema...
el último problema,
conocerla tanto y
desconocerla tanto...
la ansiedad me comía,
necesito hablar con ella!
camino y camino...
necesito hablar con ella!
camino y camino...
necesito hablar con ella!...
me volví presidiario de la duda,
¿en realidad me quieres?
Quería saberlo...
lo sabía,
pero quería saberlo de nuevo,
una y otra vez quería saberlo,
pero aun así dudé de ella,
¡la ansiedad! ¡maldita ansiedad!
¿por qué si la quería y le creía..
dudaba?

Ha pasado tiempo;
¿conoció a alguien más?...
Sí
¿Me quiso?...
Sí
¿Le importé?...
Sí
¿Se alejó?...
Sí.
Mis dudas se encargaron de responder
todas las preguntas del pasado,
sin importar que el futuro
quedaría sin respuestas.