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Casi vacío pero casi lleno
como al pasar la última página del libro,
ambiguo,
observando el vuelo de la golondrina
y su quehacer
con la pena de no poder ser un cambiapieles
y surcar el cielo
mientras el tiempo se ensaña
con paciente agresividad
contra mi juventud.

Los segundos pasan veloces
y son gotas diminutas
que llenan la laguna de la vida
con tantas tonalidades diferentes
que la muerte no puede evitar
la atracción que desparrama tal paisaje,
erótico y funesto a partes iguales,
y se zambulle con violencia
desbordándolo todo.

Aún lejano pero cada vez más cerca
creo arar el erial del olvido
donde dejaré de trabajar para siempre
y los surcos en los que un día
brotaron belleza y el nerviosismo
de un corazón que galopaba frenético,
cuál caballo rojo endemoniado,
solo serán secas hendiduras
dando cobijo a oscuridad y putrefacción.

Lo importante es el camino supongo,
el camino que te aguijonea los pies
y te endurece el alma
mientras el amor que logres poseer
ablanda el resto del ser,
porque sin amor somos vacíos cadavéricos
y sin odio trozos flácidos de carne sin criterio,
por eso el tiempo dicta el equibrio
y se llora igual en la bienvenida que en la despedida,
por eso brindamos la misma pasión
y el mismo dolor
a un funeral que a un parto.

No sé si esto es triste o alegre,
esta carga de pizca nostálgica,
no sé si me pesa o me aligera
¿Le pesan al pájaro sus alas?
¿Le pesa al lobo el sabor
a sangre en su boca?
Resisto fuera de lugar como la flor del asfalto
y siempre me dirijo las mismas preguntas:
¿Por qué eres tan complicado?
¿Por qué lo complicas tanto todo?

Pero esto solo son divagaciones de un individuo ignorante,
inestable,incoherente,eternamente deconstruido,
que como el horizonte inmenso que queda a su espalda
y las treinta pequeñas huellas marchitas
que desde atrás restan y añaden valor
al movimiento instintivo,
se siente sin consuelo ni remedio
cada vez más alejado de sí mismo...