Me Voy

poema de Zúntala

Me verás impávido en alguna inscripción
Seguirás tu segura marcha fría
Y yo la mía

Armaré con mis lágrimas
Un altar de velas apagadas
De poco incienso y tierra,
Chamuscada fogata que se niega a morir

¡Alma -o corazón- encendido!
¿No te cansas de los mismos caminos ciegos
De las altas chimeneas sin leña,
De llorar?
¿De labrar una tierra sin motivo
De extirpar cada fibra de añoranza?
¿No te cansas de anhelar
Lo que no te es merecido?

Piedra de falsos caminos
Y de vacuas verdades
Me has traído hasta aquí
Y no me has dicho nada

Me has prometido el florido campo
De una danza, lenta
La dulce caricia
De un "te amo"

Pero aquí; camino o sendero,
Vengativa vida que me quiere fuera,
Solo hallé el cronometrado consuelo
De unos brazos no míos.

¡Tanto andar podrido, herido,
Hundido en la cadencia antigua del dolor,
Tanto labrar la arena y la grava
La mismísima esencia de los mares y la sal
Y ahora me encuentro de nuevo
En el prefacio de otro drama pueril!

Ya no me quedan ganas de vivir, confieso,
No me quedan huesos que roer
He agotado cada recurso de esta mansa pantalla
He estado viviendo una muerte viva y de ardor.

Si muero mañana,
Antiguo señor de las urnas
Lléveme lejos,
Donde ésta cara de infante no pueda ser reconocida
Y áteme fuerte a cualquier fosa sin nombres
Ni apellidos

Me iré, y será fácil
Nadie sabrá que me fui
Me olvidarán muy pronto
Y habrá sido, tal vez
La meta cumplida más grande
De este utópico soñador mediocre.