Ésta Vez No Canto Nada

poema de Zúntala

Parece cada silencio una flecha
Cada incierto gesto una batalla
Librada en las entrañas mismas
Del deseo

No sé, y no me importan
Cuántas caídas cuento
El desazón a mí mismo me asegura al suelo

Ésta mañana lloré un poco
Ignoré, después, el íncubo dolor
Le puse pausa a mis latidos necios
Y aserrín al fondo agrietado que ahora siento

¿Quién soy yo para pedir amantes?
¿Qué beneplácito apagado me gerencia?
¿Cuánta tierra hay en mis praderas?
¿Hay praderas, hay tierras?

Ha sido muy gentil el miedo
En habitar mi hollejo
E inculcar cátedra
A mis tendones, huesos

Es que creo que me estoy yendo hace rato
Pero tu aventura me detiene
Me ata a una marea vagabunda
Vecina de las medusas y corales
Cansada, miedosa
De costas rocosas

Luego en la tarde tomaba agua
Y nada saciaba ésta sed
Repetía cada gota con malicia
Y se secaba el mismísimo río de los montes

Ya en la noche miré al cielo
Y me aburrieron las estrellas
Su soledad parece usual camino
De estos zapatos uraños y sin suela.

Cada palabra indecisa
Cada pista inconfundible
De incertidumbre infinita
Me seca, me ata
Y me enseña el dolor malsano
Del vivir,
Y del amar.