Injusto y responsable: Relato de un emisario mortuorio que debe llevar un vestigio a su descanso eterno:

Casi como el preludio de lo que acontece en visperas de la tragedia. Me marché, obligado demás, hacia los aposentos donde no existe luz y solo oscuridad, imparcial tenúe y carente de moral humana. Allí debía dejar el resto inanimado de un ser pseudo-intelectual que ya no poseía canto, ni risa, ni llanto o voz para decir que está bien y que está mal. El encargo más grande hasta hoy que he tenido, llevar al olvido los gritos tristes y alegres de un corazón que sufre la sentencia de cadena perpetua.
Para quienes sabemos, a partir de una experiencia propia, lo que es perder toda esperanza, es inevitable no sentir empatía hacia quienes deben, deben, eso que tanto duele, por ello cuando me topé con esta misión dudé si aceptarla o no, pero recordé qué les pasa a los desdichados que no tienen mensajero, más que el olvido, una reencarnación de sus pesares en vida, otra vez, como dicen los antiguos, ´´el destino de Sisifo´´, este encargo vino de prepo y por una obra divina cayó en mi espalda y se posó en ella, creo que otro lugar, mejor no pudo tener o peor, depende de la perspectiva ¿no?
Los deseos más innatos que nunca de ninguna forma se van, son los deseos de ser amado por quien amamos y la busqueda innegable de salvación, por eso decido este caso, por eso dejé de beber hace un año, las decisiones que tomaré sólo servirán para mi objetivo, para quien decidí trasladar, espero que el viaje sea peligroso, así todo esto lo valdrá más.