Naufragio mental
Caía la noche sin comprenderme.
Me sabía a agua de marzo la lluvia.
El ruido de la locomotora sobre los rieles
era trepidante y sordo, repetitivo,
como el tiempo mismo.
Meditando sobre las copas de los árboles,
aspirando el hielo de las hojas grises,
revolcando la piel entre los matorrales bajo la lluvia
como un animal hastiado de no saber escuchar al silencio.
Que llora, triste muy triste, como quien ya no siente nada.
Así, de todas esas formas, serví mi rompecabezas
debajo de un rascacielos de paredes encanecidas.
Taciturno. Hecho tumba. Un necio intentándolo de nuevo.
Y seguía sin saber qué tan solo estaba
cobijado por la sombra de un mundo sin luz.
De la forma de un alma en pena
que vive anclada al vacío
escogí mis dedos
para sentir el piano de la inmensidad.
Entonces se abrieron las puertas de la existencia plena.
La sed se me hizo febril, la locomotora siguió su curso.
Mas arriba el cielo seguía sin comprenderme.
Comentarios & Opiniones
Un gusto leerte. Saludos cordiales
Un placer leerte,saludos.
Buenísima escritura todo gusto!
Un gusto leer sus comentarios.¡Gracias!