LA OVEJA QUE EL PASTOR ENCONTRÓ

Arrastrándome por el suelo voy caminando hacia el fin como una oveja perdida, llena de un peso enorme que esta aprisionando mi alma acongojada; la respiración se me entrecorta y el cansancio refleja en mi rostro agotado esa incertidumbre de no poder seguir adelante porque ya las fuerzas no me dan. Volteo mi rostro a ver si encuentro una ayuda oportuna que me auxilie en este caminar solitario lleno de grandes piedras que hacen que mis pies duelan cada vez más , pero todo está en silencio no hay nadie que me socorra o por lo menos que me eche porras para tomar alguna bocanada de esperanza; Me entremezclo entre los sonidos de mi cabeza y el murmullo del ruido de mi estomago rechinante que pide alimento por tener ya varios días en este largo tormento, y es cuando de pronto sale de la nada un gran abismo que me distrae por un momento y me tienta con sus enorme oscuridad pegando alaridos desde el fondo de su putrefacta incertidumbre, llamándome constantemente a que me lance en él para así acabar con el peso que me agobia ; asustada y temblorosa me acerco creyendo en sus palabras mientras las lagrimas corren por mis mejillas, cierro los ojos para dar fin a mi vida. Pero en ese instante lleno de tinieblas, siento unos pasos en la distancia y un enorme brazo que me sostiene, abro mi ojos y su luz es tan resplandeciente que no alcanzo ver su rostro , sorprendida por lo sucedido trato de levantar la vista pero siento como su mano toca mi corazón y todo el peso es lanzado al fondo del abismo, mi cuerpo se endereza poniéndome de pie aun conmocionada por lo que me sucedía me pregunto en mis adentros que esta pasando no entiendo y es cuando su dulce voz me susurra he venido a tu encuentro estabas perdida Pero ya te encontré no temas Yo Soy TU BUEN PASTOR …

(Juan 10:11-15 - Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas).