Historia de un Viejo de una vieja historia

Deseo una conversación contigo, aunque parezca un monologo
Es cierto que la imagen que te presento es joven, para nada un anciano parezco ser
A pesar de ello es cierto que soy un anciano.

Por dentro así me siento.
Pero cuidado, con eso no me refiero a la imagen que se tiene de la vejez

No estoy cansado físicamente o hastiado de la vida.
Para nada.

Pero si siento profundamente que he vivido mas de lo que mi edad da cuenta.

Me hallo en un momento de mi vida donde la sorpresa ha perdido sentido.

Donde desde lo mas hermoso hasta lo mas horrible de la condición humana me es familiar y matemático.

Un estado donde no se espera nada nuevo.
Donde todas las cosas son predecibles.
El amor, el desamor, la felicidad o la tristeza, todo se me muestra como instantes de un todo.

Son constantes suspiros y pálpitos de un corazón vivo.
De una totalidad del Ser.
Que condenado a su existencia sufre de la inevitabilidad de su castigo.

Momentos que emergen constantes en la sabana que es nuestra realidad y toman formas inusuales, pero compuestas de lo mismo.

Seguir siendo, ese es su dilema.

Nacer, vivir, procrear, ver nacer, ver vivir, morir y ver morir, es un circulo vicioso de la misma existencia.

Eso que llamamos vida no es mas que un constante girar de la rueda del Ser.
Un espiral que vuelve sobre si mismo constantemente.
Pero siempre de una manera novedosa y creativa, que no se agota pero que no deja de reinventarse.

Pero no por eso es indescifrable.

Movimiento en el que las revoluciones juegan el papel de un salto en la cadena.
Un avance evolutivo que se sale de esta ecuación que se llama vida.

Pero desde hace uno seiscientos años hay un elemento que ya luego de este tiempo no vemos con claridad, pero aun esta allí presente.

Es el dulce encanto de la burguesía.
Esa imagen de la eterna promesa de que cualquiera puede ser inmensamente rico, poderoso.

Esa hermosa posibilidad de disfrutar los mas grandes placeres de la existencia humana.
Que nos moviliza ha esforzarnos.
Algunos aspiran mas que otros pero a todos nos mueve.
A pesar de que son pocos los elegidos para alcanzarla.

Creemos firmemente en este engaño, y olvidamos la divina capacidad humana para no aceptar la realidad tal como se nos muestra.

Somos dioses creativos y transformadores a los que el sistema de las mercancías y el dinero nos ha atrofiado esta capacidad.

Ya a esta edad en la que siento en lo mas profundo de mi, el pesar de la experiencia.
Este sentirme pieza guardada del museo de la vida, olvidada en mas oscuro cuarto del almacén.

Me permite pensar en ese encanto burgués, como el de la dulce y hermosa joven, o el apuesto hombre que en la flor de la vida y el éxito la seduce cuando se conocen en la noche de coctel.

Que viven esa noche mágica, irrepetible, sublime, con una sexualidad desbocada que se tatúa en lo profundo de su memoria.

Que hace desear que sea parte eterna de tu vida, pero con el pasar de los años cada vez más se hace superiormente valioso el recuerdo ante la realidad del desgaste corpóreo de los años

Así opera el dulce encanto de la burguesía.
En España luego de tanto trabajar.
Esperando que tu jubilación sea un tranquilo disfrutar.
El merecido descanso.
Sorpresivamente de la noche a la mañana el desahucio de alcanza y tu casa ya no te pertenece.

O que luego de tanto luchar en los Estados Unidos el negro de los sesentas manifestante.
Y de los derechos afrodescendientes un luchador incesante.
Entierre a su nieto
Víctima del deporte nacional de los policías de ese país.
Disparar a un negro a mansalva antes de los cien metros planos.
Peor aún con un presidente de su color.

Así miles de ejemplos de esa decepción, de ese aparente engaño.
Pero no es una estafa, siempre el sistema del capital garantizo lo que prometio.
pero olvidamos.

El sufrimiento de millones para el placer de pocos es su promesa.

Pero todos pensamos que era mentira,
Para los mas jóvenes esa promesa ya no existe.

Simplemente se renovó el contrato dejando esa promesa en las letras pequeñas que nadie lee.

El problema es que olvidamos luchar.
Olvidamos de donde venimos.
Olvidamos la promesa eterna de la humanidad con la tierra.

Promesa de tierra en la lengua del hombre.

Olvidamos que somos uno en todos y nada con uno mismo.

Perdimos la memoria, no del sublime momento del encanto burgués, sino de los momentos hermosos, de las cosas simples de la vida;

Sentir en tus pies la humedad de la tierra fértil, el olor de la fruta fresca de la tierra liberada.

El sudor de la pesca frondosa y el sol seco en la piel curtida.

El delicado arte de crear obras maestras en nuestra prole,
Dedicándole delicados momentos en su crianza para que sean capaces de un mundo mejor.

Olvidamos lo eterno de un orgasmo.

Olvidamos lo efimero del consumo material.

Olvidamos lo hermoso del tiempo libre crativo.

Que el obrero cree arte en sus ratos de ocio liberador.

Que el oficinista sea dueño de su tiempo libre para crear carpintería hermosa.

Que el maestro de escuela sea todo un artista culinario.

Músico.
Bailarín.
Poeta.
Escritor.

...simplemente Libre.

Principalmente olvidamos que somos millones los explotados y que solo nosotros somos productores, la eterna fuerza de trabajo que mueve la vida.

Olvidamos la posibilidad de la plenitud del ser humano que garantiza la utopia comunista aun no alcanzada.

Olvidamos que nos mintieron cuando nos dijeron que el comunismo fracasó, que la historia llego a su fin a pesar de que constantemente la escribo.

Olvidamos que somos libres por naturaleza y mercancías por estupidez, ignorancia y por no ser lo suficientemente fuertes para defender nuestra condición nativa.

Olvidamos que somos seres humanos y nos convertimos en un animal nuevo pero que va hacia atrás en la evolución.

Hoy somos capaces como especie de las mayores atrocidades, contra nosotros mismos y contra nuestra tierra, desesperanzados y agobiados pareciese que hemos entregado el ser al dinero.

¿Será que somos esos seres de apariencia humana y de comportamiento irracional?

Los zombis existen, ciertamente caminan entre nosotros, míralo al espejo.

Dejándose llevar por sus instintos.
Esclavo de un sistema.
Esclavo del capital que hace sin saber de si.
Que vive en apariencia, pero está muerto en conciencia.

Y a pesar de mi vejez mental, aun la esperanza me invade.