A Omar Khayyám, filósofo de las Estrellas

poema de El Caminante

¡Oh, ya sé, paciente Clavileño,
mi grato y leal banco de Troya;
no avistas aquí las golondrinas,
ni sientes rumores, presagios... ni osas

relinchar; me sabes bien atento
a cualesquiera señal reveladora.
Hace días que no te acompaño...
te aburre la charla de tantas palomas.

¿Tú deseas también que me acerque
al mágico puente, y grite a deshoras?
El sabio Omar Khayyám -irreprochable-
entre mis libros liba y filosofa:

"¡cuán sedosos tus cabellos, bienamada!"
¡escancia vino, el ánfora se enoja!
Entre el amor y el sueño sólo existe
un barranco de duelos y cogorzas.