Hambruna

poema de El Caminante

Tú sabes, hermano, el alado secreto,
el simple exorcismo que llama a la vida,
el breve conjuro, sanguíneo y modesto,
el grito procaz clamando justicia.

Al cobijo de aquel puente, resolviste
lanzar, cual un guerrero, tu proclama:
un nuevo Prometeo, antorcha en ristre,
parecíasme en aquella noche brava.

Asistíate el aliento de un Aquiles,
timbales de revuelta oír creía;
la vida te negaba, y tú pediste.
¡Amemos su piedad con alegría!

Algo quebróse en el Infierno,
la voluntad del Príncipe humilló
de aquel milenarista inquieto
por un instante, el trueno de su voz.

Raudo Hermes calzóse sus sandalias,
y a las eternas Moradas se enfiló.
Pensativo, Zeus tonante remediaba
el descuido de la Diosa del Amor.

Robase el secreto más preciado
de las Hadas, y de los Poetas,
de una sacra cólera inspirado...
¡la ingente exaltación de la Odisea!