Mi Última Carta

poema de Ambnez

La vida da palos,
Aveces más fuerte que el anterior,
Ella se hizo una casa en el árbol,
Yo aprendí a estar a la defensiva.
Ella con 32 y pico,
Más libre que el aire,
Yo con 24 y poco más,
Preso de mi inmadurez mental.
Cuando fui más honesto conmigo mismo,
Me volví mas vulgar.
Nunca fui de ir ala iglesia a rezar,
Pero estuve de rodillas,
Y joder su coño era un altar.
Lo de virgen nunca lo fui,
Yo fui inexperto con ella,
Un pez ahogado en su mirada,
El anzuelo su madurez.
Ella era deslumbrante,
Y yo de ojos verdes.
Ella de tez Blanca y labios rojos,
Yo siempre preso de mis emociones,
Y como en una novela,
Fui el malo robando besos.
Y ardió el infierno y sus piernas incitaron la locura.
Celos como llovizna mojaban,
Y yo saliendo de casa sin paraguas.
Yo sin conocer el mundo,
Ella soñadora a tiempo completo.
Yo como la tele sin control,
Un caos,
Ella como un auto en plena vía,
A luz verde y sin frenos.
Nunca fui bueno en acertijos,
Normal que no supiera retenerla.
Ella como muñeca de porcelana,
Yo como un tornado,
El que rompe todo lo que toca.
Y lloré como un hombre normal,
En silencio y sin vergüenza.
Ella vivía el momento,
Y yo vivía por ella.
Ella era paz y guerra,
La caja de pandora,
Llena de sorpresas.
Yo un robot de serie 24.
Viejo y oxidado,
Sin manual de instrucciones,
Diseñado a quererla,
Sin condiciones.
Adicto a sus pechos,
A sus pezones con una pizca de miel,
A su sonrisa,
A su voz,
A su pelo,
A sus labios,
Y su paciencia también.
Le escribía poemas,
Ella parecía provenir de marte,
Llevaba alas en la cintura.
Constelaciones,
Belleza natural llamada lunares.
Y unos rizos en su pelo adornaban su ser.
Ella era estrés,
Sin tiempo,
Sin ataduras.
Traía avalanchas a mi cama.
Hacia venir la primavera y un poco más.
Dejaba escombros en su ausencia.
Era tierna y fugaz.
Me vio crecer,
Y me lo hizo crecer.
Ella era lujuria inquieta,
Mi droga y perdición.
La vida da palos,
Y joder los que di con ella.
En el baño de un bar,
En la cocina y el lavabo,
En el parque sin preguntar.
Y En la cama de unos cuantos moteles.
Una eternidad desde mi ultima carta,
Y menos pensaba hacerlo ahora.
Pero ella despertaba todo en mi,
Incluso lo desconocido.
Ella con sus melones,
Y yo con limones.
Ella con su arte cada mes,
Pintaba una que otra obra,
En mi cama cada vez.
Yo dejando poemas en sus muslos,
Ella un sostén y un par de calcetines.
Yo inocente de carne y hueso,
Ella el diablo con piernas de mujer.
Yo hambriento,
Ella manjar exquisito cubierto de piel.
Ella un Ángel.
Yo perversión total.
Nunca pasó una noche en mi cama,
En mi almohada talvez,
En mi pensamiento sólo allí.
Ya no está y la extraño,
Y no le hablo por idiota,
Porque no soy el hombre que necesita hoy,
Por miedo,
Porque ella es una mujer ocupada.
No le hablo porque me pierdo,
Por mi inmadurez,
Por la distancia,
Porque la amo y no la tengo,
Porque tengo 24 y ella 32 y poco más.
Ella es libre,
Y no quiero apresarla,
Con ningúna de mis tontas manías.
Debo ser un hombre y crecer,
Amarla y quererla por como es,
Pero aún no sé como,
Lo quiero aprender.

Comentarios & Opiniones

Catalina Lepín

Linda obra

Critica: 
Ambnez

Gracias Catalina. Admiro tus prosas también. Tienes muy bonitas obras.

Critica: 
Pétalos celestes

Muy bonito tu poema apasionado, Ambnez....se nota que vives enamorado de ese torbellino con rizos. Un saludo.

Critica: 
Park Guiss

GENIAL, ALMAXIMO UN GUSTO LEERTE, ESPERO COMPARTIR CONTIGO

Critica: 
Ambnez

Gracias Pétalos Celestes, por pasar y comentar mi obra. Es una lastima que aquello acabara, dejo de quererme y esta fue la última carta para aquella mujer. Que tengas buen día.

Critica: 
Ambnez

Park Guis, gracias por tu tiempo en leer. También espero compartir

Critica: 

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