De racimos verdes y negros se despiden las aceitunas.

La llegada de otoño
marca el ansia puesta
durante el largo astio de lluvia
de la cosecha abundante.
Los terrones de tierra duros
que no dejan paso por los caminos
ya se humedecen dejando un piso rojizo y firme.
La casa goza de mieses
la madre llama a sus hijos
ensimismada por la despreocupación de la juventud
que alegres retozan los churunberes
con mofletes rollizos y colorados.