DIVÁN UNIVERSAL LLAMADO POESÍA

-Me he asomado a la ventana,
me he fumado un cigarro,
¿No ves desgana en mi mirada?-.
Algo así dije al despertar.
Dolía el alambre de espino que rodeaba la cama
como la cabeza de un simple Santo carpintero.
Me atreví a colgar una imagen en la pared,
un grabado al por mayor etiquetado,
sin más personalidad que la de un un adorno desfasado,
puente de luces con claro objetivo;
que ella lo mire, y decorar su significado.

Nunca podré llegar a ese sitio o cualquier otro,
el alambre me hace sudar,
yo tampoco lo entiendo bien.
Siempre me gustó callar,
y desear haberlo hecho para siempre,
porque cuando muevo mi boca,
ya sabes que lo hago en "La menor",
entiendes lo que significa,
ese dialecto lo conoces muy bien.

Una nueva riña,
esta noche los gatos
han vuelto a pelear en la calle,
olvidé el tiempo que no lo hacían,
o no lo escuchaba,
es lo mismo.
Quizás sea yo el animal,
el que lucha por un lugar sin castrar y desquiciado,
y que por instinto natural,
alimentando la necesidad,
lance maullidos agudos, tristes y prolongados.

Así es como asesinas al silencio.
Y hoy te pido callar,
rompo el maleficio de no haberlo hecho nunca
para comer de la mala costumbre
y hacerlo demasiadas veces.

Quizás mañana llegue
para golpear el árbol de la fe,
que gracias a los que a él llegaron para fraguar su suerte,
hoy es de acero,
y con lo nudillos en carne viva
me tumbe en el "diván universal"
y me dedique a demostrar
que no lo golpeé lo suficientemente fuerte.