Tiempo roto

Calor incendiario de una carne consumida en los sueños,
semilla voraz de una flor carnívora y húmeda en el equinoccio inminente,
hombre salvaje de una estrella negra en los cielos,
no hay precaución que basta para frenar el tifón,
ya nada es suficiente en este juego propio de un rayo naciente.

Carmín de un amanecer sentado en palabras de amor abiertas en la herida que ahora ha cerrado,
toda mirada se escurre en el placer,
saliva pesada de un error cándido,
exhalación enmudecida que ya nunca se podrá contener.

Precaución innecesaria de una entrega esperada,
intento ahogado en tus mano enterradas en mi cintura,
no hay fuerza existente que apague la unión de nuestra sangre,
juntos, ahora, habremos de romper el tiempo.

Naranja resplandor impreso en el cielo,
nos hayamos en el silencio roto,
no hay necesidad de habla cuando nuestro cuerpo estalla,
ya no hay muerte,
no hay espejos,
somos carne y luz encantados,
sin obscuridad y sin fin.