Ozean

El leve movimiento me vincula a la reminiscencia del infinito océano que es el mundo,
con todos los caminos que fluyen
pero estos senderos,
al igual que el océano,
también se secan
y se mueren las flores,
se apagan los colores
como la anestesia para todas las palabras.

El grito de las nubes,
se ahoga entre el cansancio de los humanos,
que son sordos, ciegos y mudos,
aquellos que buscan entre los ríos en un sentido que fluye, quizá,
hacía el vacío.

Los inmensos maremotos arrasan con toda la costa,
las infinitas miradas del ser,
brillante entre las estelas rojas
y el mundo en la vivídez.

En el último arroyo de la Tierra,
la esperanza no ha muerto
y el último esbozo del peligro
nace mientras nos consumimos
entre los gritos del terror,
el ahogo,
el fin.