Antihumano

Siempre he pensado de mí de esa manera,
como el que no come, no duerme, no vive,
como el que solo ocupa su mente en ensoñaciones de cobre,
y pensando de esta manera, la vida me parece ridícula…

La vida del que no piensa… del que no pensó,
del que entrega los tesoros de su mente al conocimiento elaborado,
del que razona solo por las líneas amarillas de la imaginación,
del no se atreve a pensar más allá del muro alzado frente a los gemelos hambrientos.

Más ridícula me parece la muerte…
del neófito que leyó y nunca firmó con una flor,
del ignorante que lloró sobre monedas de plata,
del prisionero entre paredes de palabras y juicios.

Y cuanto más detesto a estos hombres y mujeres,
con la leche agria entre sus sonrisas hipócritas,
más leo sobre la conformidad de sus actos erráticos
y más preguntas me hago para no caer con ellos al foso.

¿Por qué el hombre clavaría al cristo cuando pudo ahorcarlo?
¿Por qué no apuñalarlo, destazarlo, asfixiarlo, devorarlo, degollarlo, envenenarlo?
¿Por qué simplemente no invitarlo a compartir el pan?
¿Por qué aun colgamos en nuestros hogares la efigie de su sufrimiento?

¿No fue suficiente su agonía en el calvario?
¿No deberíamos guardar nuestras lágrimas de oro en baúles de madera?
¿No tendríamos que recordar a los muertos con alas y no con lodo?
¿No es suficiente la carne marchita sobre huesos de piedra?

Que absurda es la enfermedad de la sociedad…
que viola a la madre desde el nacimiento, que orina sobre el rostro del padre,
que padece con la lengua hinchada, que agoniza por la carencia de tierra,
que mata por desnudar a una mujer, que se sacrifica porque lo amamanten.

Que triste es el que no pregunta, el que no filosofa y el que abraza una sola religión,
siempre besando un libro glorioso, mamando de la teta desabrida de cien plumas muertas, siempre con la excusa de la inspiración divina tocando sus corazones, lamiendo sus oídos,
siempre con el libro como escudo, como espada, como suelo, como ataúd.

¿Dónde está el supremo padre cuando los niños lloran, las madres mueren, los padres sangran y los hermanos se matan? ¿Dónde está nuestro creador cuando la tierra se vuelve oro y el oro en vida y la vida en nada?

¿No es acaso igual de nefasto creer en el dos por dos y el cuatro entre cero?
¿No es acaso tenebroso bailotear sin sentir el ritmo?
¿No es acaso solitario cantar sin que te escuchen las piedras y los árboles?
¿No es acaso mortífero vivir con el rumbo retorcido sobre caminos infinitos?

Que diminutos se ven los segundos, los minutos, las horas y los años
sin un supremo que los venere y los atesore.
Que diminutos se ve el oro, la sangre, la hambruna, la violencia, el egoísmo y la sal,
sin un dios que los enjuicie.

¿No somos acaso carnívoros de nuestro ego empíreo?
¿No somos acaso sedientos de los juicios y los prejuicios?
¿No somos acaso idiotas marcando patrias con líneas en un papel?
¿No somos acaso ciegos empezando guerras que nunca peleamos?

¿Quién le dijo al humano que podía gobernarse a sí mismo?
¿Quién le dijo al humano que había razas superiores?
¿Quién le dijo al humano que las monedas se convertían en pan?
¿Quién le dijo al humano que el planeta era suyo para desgajarlo?

Hoy declaro la guerra en contra de todo humano
que se ha convertido en madre y a tirado a su hijo a la basura,
que se ha convertido en padre y a dominado a sus vástagos,
que se ha convertido en hijo, en hija, y no ha sabido amar la vida.

Porque patético es el parricida, el alcohólico, el adicto, el asesino, el ladrón, el traidor, el desleal, el chismoso, el infiel, el abusón, el violento, el iracundo, el secuestrador, el corrupto, el fanfarrón, el ingrato y todo aquel que alguna vez negó la capacidad de todo hombre y mujer a hacer el mal.

Porque algún día la tierra se partirá en dos
y se desmoronarán los reinos, las ciudades, los imperios
y la gente vivirá siempre sonriendo con clavos entre los dientes
y con las manos llenas de un metal hirviéndole entre los dedos.

Y como un antihumano, yo seguiré observando,
cuestionando, comprendiendo y buscando el conocimiento,
porque no me quedará de otra que sufrir lo que todos sufran,
y llorar lo que todos lloren.

http://senderodelescritor.blogspot.mx/
https://twitter.com/VictorAHSegura

***No soy dueño de la imagen incluida. Solo ha sido utilizada para adornar el poema y no tiene fines de lucro***

Comentarios & Opiniones

nega del campo

Gran Victor,gran poeta, gran poema, verdades y cuestionamientos emanados con arte y sabiduria axiomas dignos de celebrar. reciba Ud.mi querido amigo mis respetos seguire vuestra pluma con mucho gusto.

Critica: 
Victor A. H. Segura

Gracias por su apoyo. Sus comentarios me alientan!

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