Eclipse

poema de Unknow

Sol tenía la típica vida "perfecta", brillante como ninguna, tanto que encandilaba a quien lo veía directamente. Muchas nubes siempre se acercaban a el, algunas para obstruirlo, taparlo y otras para adularle y formar parte del paisaje. El las distinguía perfectamente, además, tenía en claro que todas y cada una, eran pasajeras, por lo que no les daba importancia.
Sus días más brillantes eran sin nubes, el y tierra, su mejor amiga, ella era lo que más feliz le hacia, era pura bondad, energía, una hermosura exótica y espectacular, además de ser la única que conocía y era capaz de entender a Sol. En los veranos era en los cuales más cercanos estaban, sin embargo se distanciaban en los largos inviernos.
Un invierno en el cual Sol cansado de tantas nubes falsas, habló con Tierra y rápidamente organizaron una de sus tardes, esas sin nubes, el y ella, nada más (o eso pensaba), al verse por fin Tierra le comentó que una conocida suya llegaría al encuentro, y el pensó que era una nube nueva, una nube más, que equivocado estaba.
Al verla llegar, la reconoció al instante, ese resplandor blanco, ese brillo sin encandilar cautivaba a cualquiera con solo verla y esa hermosura inconmensurable, la cual puso al nervioso hasta al mismísimo Sol.
Era Luna, ambos sabían quién era el otro, pero nunca se habían encontrado, un desencuentro eterno por el cual nunca se vieron, Tierra sabia lo que iba a pasar, preparó este encuentro, que al darse quedo al margen, observando como, poco a poco, Luna y Sol, se acercaban cada vez más, algunos roces llevaron a una caricia en la espalda desnuda de Luna, contestando ella con un secreto al oído, rozando levemente con sus labios el cuello de Sol, el cual respiró profundamente y fue este último acto el cual los dejo cara a cara, Sol estaba maravillado al tenerla tan cerca, viéndola a los ojos, esos ojos con la mirada más profunda y apreciando el resplandor de esa belleza única y, al mirar sus labios, los cuales dibujaban su curva más bonita, perdió el control y la besó, Luna correspondió el beso, el cual no era uno más, era tan espectacular, tan brillante, tan perfecto, que era capaz de cegar a quien lo viera con sus ojos directamente. En ese momento el universo comenzo a apreciar el momento, hasta el tiempo mismo se detuvo por unos segundos y todo sonido se quedó sin palabras, disfrutando así ambos (un poco más) el cósmico evento.
Aunque todo era perfecto, nada es para siempre y el eclipse llegó a fin, el tiempo volvió a correr y Luna se comenzó a alejar, despidiéndose de Sol de la manera más lenta, romántica y hasta un poco dolorosa.
Desde ese momento no paró de pensarla, hablando sobre ella con Tierra durante el día, para que al despedirse ver como ella surgía, aunque sea unos minutos, cada segundo de su resplandor le daba las energías suficientes para salir al día siguiente, cada vez más brillante. Aunque aveces siquiera aparecía.
Así pasaron los días, transformándose en semanas y estos en meses, en los cuales se notaba más y más el desinterés de Luna, ya que nunca lo esperaba al amanecer como el a ella al atardecer. Por lo que Sol, dejando su orgullo de lado y con dolor, por fin se rindió, ella era feliz y estaba muy bien con sus estrellas, no le hacía falta un Sol en su vida, el la olvidaría y volvería a jugar con nubes pasajeras, que iluso fue creyendo que podría.
Un día por mera obra del universo, Sol, perdido, la vio, su hermosura desbordaba, entre millones de estrellas y miles de nubes, sobresalía como ninguna. Sol sin dudarlo (ni pensarlo), se acercó a ella y un nuevo eclipse surgió, sin embargo esta vez fue menos intenso, ni por asomo podía compararse con su precedente, al finalizar Sol se dio cuenta, todo había cambiado y esta vez con un gran dolor que undia su pecho y un enorme nudo en la garganta, fue el quien decidió alejarse.
Sin embargo este eclipse logró poner a Luna en la órbita de sus pensamientos nuevamente. Aveces la extraña, muchas más quiere buscarla, después de todo, le dio vuelta su universo y es algo que no puede sacar de su cabeza. Todavía siente algo por ella, algo más grande que él mismo. Hoy vive entre charlas con Tierra y nubes pasajeras, brillando como todos esperan de el, aunque por dentro apagado y confundido pensando si debe olvidarla o esperar otro encuentro, otra oportunidad... un nuevo eclipse.