Emily y Branwell: Proyecto para no olvidarse

poema de ...

Lo gris se pasea ante tus ojos como un espacio del que no puedes escapar,
escapar.
Lo miras absorta (lo verás después asustada) como si fuera la epidermis
de un viejo ser vastísimo,
sin principio, nada más: el silencio
te regala lo gris con una sonrisa de payaso forjada a punta de cuchillo;
más no hay sangre
que resbale fugitiva por mejillas de un contrito rostro.
Una epidermis de lo eterno expuesta ante ti
en su longitud toda, exhuberante,
obscena, y que te devora. Aún no, pero viene a devorarte.
Alguien pide que nos canten una última canción
y la mujer barbuda corta el vestido de las hermanas Weltz
con unas tijeras de feria, pequeñas y de colorines,
Marion y Elle aparecen desnudas, una sola mujer junto a un espejo.
La crin del caballo que galopa al carromato pasa ante tus ojos como un ángel
del infierno, viento feroz de las cumbres borrascosas y de ensueño.
Lo gris, la polvoreda, el viaje a ninguna parte,
el desierto que se cruza, la vida anterior que dejamos...
Este nuevo espacio, aquello tan antiguo, nubes que nos guardan desde muy abajo,
contemplar así de tan desnudas a las dos hermanas, su ruborizada piel, como laten:
el amor es una indecente atrofia, me susurras al oído.
Pero lo gris ya me devoró y ahora estás tan solo junto a la mujer barbuda
y sus tijeras de colores ganadas en una lejana feria.
Las hermanas pegadas a si mismas tienen frío.
Pero no desean abrazarse ni una sola vez más, no.

Comentarios & Opiniones

Alastor

Saludos de nuevo poeta, muy muy interesantes tus letras, llenas de colores a pesar del gris y el polvo y la tristeza, Muy originales tus siamesas circenses barbudas. Te felicito.

Critica: 
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Muy amable amigo. Un abrazo.

Critica: