Una mujer Filipina

En los hospitales no hay cenizas,
no hay bodegas de vinos finos,
ni carros de fortuna.
Yo podría decirte que las sabanas
no cubren los cuerpos
ni las ingles,ni los senos,
nada de nada,
ni tan siquiera
el vello de las axilas
que nos hacen soñar
con días buenos,
y nos dejan una despedida
monda y lironda.
Y ese sudor que nos ha hecho
bastos, enorme,de una pieza
se enfría en los hospitales,
Los frigoríficos
están llenos de deshechos,
de yogures, de bocaditos de nata
de zumos de verduras, de agua
que no es regalada,
Os podría contar
que un día vivido más
apenas cuenta para nada,
que la perdida del cabello,
del andar, del pobre respirar
es una imagen común, tan común
que la mujer que quiere ausentarse
dejará el alivio de las drogas
que abrigan el dolor
y lo hacen menos terco,
viajara a su Filipinas nativa
a ver a sus hijos por última vez.
La cicatriz que le cruza el pecho
que se arruga en su vientre
que anhela entrar en sus entrañas
beber su sangre sin aliento,
esa cicatriz desdibujada,
ese pecho suyo llano
para mí,
y para el hombre que le acompaña
es visible.
Él ha terminado tu comida,
almorzó tu almuerzo,
comió tu merienda
porque tu boca ya
no vale para nada
solo quieres ver a tus hijos
y dejarles ver tu muerte
como un obsequio pequeño,
algo así como
la caída de una pluma en un cesto.

Comentarios & Opiniones

María Cruz Pérez Moreno -acnamalas-

algo así como
la caída de una pluma en un cesto.
Una obra triste y muy emotiva, la enfermedad de un nombre tiene muchos más nombres, grata lectura. Saludos.

Critica: