Boceto

¡El atardecer
se deshace, se enturbia
que rica y exuberante
es la puesta del sol en invierno!
cuando el cielo gris, se voltea para
descifrar nuestros pensamientos,
el aire es húmedo, y los pájaros a
aún se esfuerzan encantar;
no podemos dar nada por terminado nada,
queda tanto por hacer!
Nos hemos hecho tan olvidadizos
que a veces no recordamos haber vivido
si no fuera por los que andan
en nuestra búsqueda
como si fuera un acto heroico,
devolvernos, retornarnos, hacernos sentir.

Es la nieve, el hielo, el vaho
torpe que sale de unos pulmones
maltratos, es la ingenua dicha
de andar sin dirección como un boceto,
hecho al salir de una
estación de metro
lo que nos conmueve,
y nos habla del vivir.
Un va y ven tranquilo
como un repentino escalofrío
o el rítmico va y ven de las
ramas de un árbol en invierno.
¡ Que sabremos del nido abandonado,
de la ardilla en un escabroso terreno,
la seta venenosa desde su nacimiento!
Os he advertido tantas veces
que no hay trama en el delirio,
arrobo en la fiebre de los niños.
Al salir de mi casa me temo que
ni el viento me pertenece,
ni yo le pertenezco y mis ropas
se enfrían como si llevara dentro
la lluvia, escarcha a medio
deshacer, guardadita entre mis muslos,
entre los dedos de mis pies
en mis puños
como regalos frágiles,
que no se pueden tocar,
se rompen como se rompe
un verso, el temor
de desconocerse y la suave
entonación que nos
desafora, enmienda
como músicos de un solo instrumento
que nos hace enrojecer de vergüenza.