Antes de despertar

Que silencio merece el alarido,
el tiempo echado a perder
Como esas manzanas sin recoger
Que caen del árbol
heridas de muerte.
Y a otras se las deja pudrir
para que alimenten
la próxima cosecha.

Que dirán las hijas, los hijos
tortuosos escombros
de una incalculable belleza
animada, fiera, abierta.
Yo no he hecho a un hombre
O una mujer a mi semejanza,
Mi Espejo es mas cóncavo,
que lustroso, pulido por la pereza
y la ambición.
Tentáculos y plumas de paloma,
incendiaban Madrid
y sus arrabales cobrizos.
Yo he sabido nuestra historia,
Y el escozor de una herida,
que lleva azúcar
y clavel, azafrán y mantequilla.
Yo sé quien erais porque la historia
No esta escrita,
se lleva a cuestas,a horcajadas,
untada en el pan y
el chocolate de la merienda.

Como mi abuela, desnuda
tiende los dentales en la terraza,
y se hace el moño y trabaja.
Como mi abuelo minero y sediento.
Cuanto desamor deshecho
Cuantos alaridos en la noche
Despertaron a los hijos, a las hijas
Y sin saberlo alguna marca ineludible
Se les pegó en lo más hondo de su ser
donde vive la vida por hacer
en el vidrio, y en las horas de una esperanza parda,
tosca que hace envejecer todo canto.
Me dirás que te despertaste en medio de la noche.
Que guarde mi desilusión debajo de tu almohada
Y la riqueza que almacenamos
perdió su valor ante tanto amor y desamor
Entonces me dirás que no has podido amar
Que has perseverado
Con mí perseverancia
y vaciaste con lágrimas la memoria.
Yo ahora después de tantos años
Me doy cuenta de que te he moldeado
A mi imagen con mí engaño,
con mi falta de coraje, y con mis risas.
entre gritos y rabia
entre angustia y fastidio
Te he dejado ver que con el amor no se juega,
que la noción de un hombre y una mujer
más que abrirnos paso,
roban a los hijos, a la hijas sus forjas y
la vacían llenándolas, de carecía y obsesión.
Abandonemos a nuestros padres
en una vereda soleada,
No sigámos los pasos de esos amores de
hierro.