Amores Lejanos. Capitulo María Y Sofía

poema de Teaall7

Todo el colegio estaba revolucionado. Charles como de costumbre despistado pero tranquilo. Cuando todo se organizara hallaría su lugar y ya. Habrá grandes cambios en todos los grados y niveles. Por orden de edad, tamaño, rendimiento... en fin. A mitad de la secundaria los adolescentes suelen sentirse dueños del mundo. Toda esa energía llevada en tantas direcciones por ese burbujear desenfrenado de hormonas. De la clase de Charles varios compañeros fueron cambiados a otras y algunos fueron integrados nuevos. Amaia era una de ellos. Una morena clara de ojos miel, cuerpo de mujer mayor para su edad y una de esas sonrisas de hoyuelos. Amaia y Charles se llevaron bien inmediatamente. El en su inexperiencia quiso enamorarla pues era encantadora aquella morenita y además malinterpreto su forma tan amigable de tratarlo. Ella lo percibió al instante y se lo aclaro.
-Más bien seremos amigos Charles, buenos amigos.- Le dijo ella con su cautivadora naturalidad
-Sí, bueno, espero que no cambies conmigo.- Suplicó Charles. –Es que eres tan bella y dulce al tratar; supongo que no pude evitar intentarlo.- Riendo ambos ya a carcajadas.
-Sí, me pasa muy a menudo sabes…- Amaia pensativa –Tendré que volverme una bruja mala. Pero fresco, me caes bien y sé que seremos grandes amigos.
Charles lo lamento un poco al ver lo especial que era ella pero se alegró de ganar una amiga tal. Y como los amigos duran más.
De entre los nuevos estaba León que de antemano era buen amigo de Amaia y con Dan que era ya bastante amigo de Charles a su vez, andaban estos cuatro juntos siempre más Yoni que se agrupaba con ellos para los trabajos y tareas.
En la nueva ubicación de la clase de Charles quedaron frente a frente cruzando el gran patio con una clase de un grado menor al de Charles que contaba con una mayoría femenina. En las horas libres Charles y sus amigos lo notaron, estaban pendientes de conocerlas.
Durante una tarde aburrida, Charles se sentó junto a la puerta pues la clase era poco interesante, veía pasar el tiempo y el viento. Fue cuando la vio por primera vez. Su abundante y larga cabellera negra fue lo que de inmediato capto su atención. Ese movimiento pendular pareció hechizar a Charles. Sintió una fuerte necesidad de hablar con ella. Necesitaba saber su nombre. Era tan Blanca. Parecía una porcelana, bajada de algún altar y andando por ahí libre. Pero llena de vida. De hermosa vida. Caminó hacia el baño aparentemente mientras Charles la seguía con la mirada. A la distancia parecía más alta que él. Típico de su inconsciente que magnificaba la imagen del sexo opuesto en quien encontraba virtudes o cualidades de su gusto. Cuerpo de princesa, de noche negra pero estrella. Caminaba con tanta clase que apenas parecía moverse. Volvió y entro a su clase. Al parecer a Charles se le notó mucho lo estupidizado que quedó.
-Si le parece más interesante el panorama afuera Charles, puede retirarse sin problemas.- Le indico el instructor de Ciencias Sociales con enojo sereno.
-No. Señor, disculpe. Continúe por favor.- Corrigió Charles rápidamente.
En el receso Leo Y Dan se burlaban de como el instructor había llamado la atención a Charles y éste les confesó el motivo del gracioso impase. Decidieron ubicarse estratégicamente junto a las ventas de la cafetería. Sin duda el mejor sitio para esperar ver a alguien. Muy inesperadamente a pesar de lo mucho que la habían vigilado y buscado con la mirada según la descripción de Charles. Apareció de la nada. Pasó justo frente a ellos. Por supuesto no sabía que Charles existía. Al verla se puso en pie como un resorte. Acto seguido sus amigos también.
-¿Dónde está?- Preguntaron ambos. Charles por supuesto ido y boquiabierto pareció no escucharlos.
-¡Heeeey!- Le sacudieron entre los dos.
-¿Qué?- Reaccionando apenas. –Ahí está, junto a la morena grande y la chica pelirroja.
-¿Cuál? ¿Dónde?- Los amigos moviendo la cabeza buscando.
Charles estiró su brazo derecho y la señaló confiado al estar ellas de espaldas con tan poca suerte que una de las amigas volteo a mirar casi al tiempo, dándose cuenta de la imprudencia de él. De inmediato se lo susurro al oído a sus amigas quienes miraron a ver de quien se trataba. Charles apenado, las manos en los bolsillos hundió la mirada en el suelo y se dio vuelta.
-¿Cuál de las que están mirando hacia acá?- Preguntó Leo riendo maliciosamente.
-La de en medio.- Dijo Charles aun sin mirar.
-¡Ah! ¿La que viene delante de las dos amigas de frente hacia nosotros?- Preguntó Dan en tono asustador.
Charles levanto la vista y su corazón se aceleró. Venia directo hacia él y parecía enojada. La mirada de Charles se tornó entre asombrada, fascinada y pavorida. Ellas al estar frente a ellos soltaron la carcajada y acelerando el paso cambiaron de dirección y se alejaron. Charles palideció volviendo a respirar. Leo y Dan rieron encantados. Charles se había fijado en un angelito, estuvieron de acuerdo. Que linda le reconocían pero que difícil estaría.
-Yo conozco a la amiga, la morena.- dijo Leo. –Se llama Vivian y vive cerca a mi casa. A Charles se le iluminaron los ojos.
-Debes hablar con ella, -le exigió- que te cuente todo sobre su amiga.
-Listo, así lo haré,- contestó Leo dispuesto- me iré con ella camino a casa al terminar la jornada y la interrogaré.
Al día siguiente el interrogado fue Leo.
-Se llama María Ángel,- iniciando el reporte – están un grado anterior al nuestro, es un año menor que nosotros. Vive un poco lejos pero sé dónde es. Le pareciste simpático, dijo, pero un poco tonto. No tiene novio.
-¡Leo, hermanito, eres el mejor!-Exclamo Charles
-¿La buscaras e intentaras hablarle?- Preguntó Dan retando a Charles. Y ahí se quedaron los tres pensando, claro que Charles era muy tímido aun. Esa vez daría inicio a lo que sería de por vida la historia de los amores de Charles. Nunca podía tener a la que quería sino a la que a él lo quería y le procuraba.
En adelante trataba siempre de hacerse en los últimos lugres, junto a la puerta donde pudiera admirar al objeto de su naciente ilusión andar por los pasillos mientras sin percatarse dentro de su propia clase el mismo era admirado.
Sofía tenía ese tono de piel que da la impresión de amarillo pálido. Encantadores ojos grandes, sonrisa extendida y picara. Labios de un rojo brilloso natural y ese cuerpo de señorita que parecía estar en su punto cumbre de perfección y crecimiento. A simple vista se veía con algo de sobrepeso solo era de condición muy saludable.
Ella era de un pueblo cercano y por estudiar pasaba las temporadas escolares en el pueblo de Charles, nunca estaba durante las vacaciones. No se le veía sino hasta el reinicio de clases.
Charles y los demás compañeros empezaron a percatarse de que a Sofía le gustaba él porque siempre que hablaban de María Ángel todos se reían y le hacían bromas a Charles mientras que Sofía se enojaba y lo trataba mal como si sintiera celos. La primera en descubrirlo fue Samantha, la mejor amiga de Sofía. Una rubia hermosa como odiosa que se creía de mejor estirpe que todos solo por ser de otra región del país. Samantha no le perdonó a Sofía que se enamorara de Charles.
-¿Qué le ves a ese negrito feo?- Le decía delante de él y sus mejillas parecían tomates. A Charles al principio no le interesó mucho, solo podía pensar en María Ángel aun sin saber si su amor por ella daría fruto o no. Él no le hablaba. Solo la miraba de lejos. Donde estuviera sus ojos permanentemente la buscaban. Ella a veces se daba cuenta y también lo miraba, incluso le sonreía. Pero no pasaba nada. Charles no tenía la iniciativa para concretar una relación con ella aunque ella estuviera dispuesta. Lo cual a veces parecía posible ya que en ocasiones las amigas de María Ángel la traían casi obligada de la mano cerca de donde Charles estaba como queriéndoles dar el impulso final, solo que él se paralizaba y ella pocos después se retiraba enojada.
Charles siempre fue muy transparente y pasional, rara vez podía ocultar sus sentimientos. Hablaba se María Ángel aun con sus amigos del barrio que por supuesto no tenían ni idea de quien se trataba aquella de quien tanto les contaba.
Un día se tropezaron casualmente en un pasillo algo estrecho, María Ángel con sus amigas y Charles con Leo y Dan. Al verse de frente aun de lejos ambos pensaron en devolverse y titubearon con dar la vuelta pero siguieron avanzando y justo cuando pareció que evadieron el peligro pasando sin siquiera mirarse a los ojos, Vivian y Dan tomaron a María Ángel y a Charles de la mano respectivamente entrecruzándolos hasta dejarlos prácticamente abrazados y tan cerca que sus mejillas estaban pegadas, en un gesto atrevido por parte de los amigos pero que parecía el empujón perfectamente adecuado para dos tontos que no se atrevían a saltar queriéndolo tanto.
En el afán de soltarse Charles sin darse cuenta puso su mano izquierda en el pecho de María Ángel y la sorprendente suavidad que sintió en su mano le hizo mirar pero sin reaccionar aun, la vio a los ojos mientras que ella sonrojada no hizo más que reír con picardía y timidez. Disculpándose él la soltó. Al percatarse sus amigos de que al fin se hablaron, huyeron sigilosamente dejándolos solos.
-¿María Ángel, verdad?- Dijo Charles como si no conociera mucho más que su nombre y extendiendo la mano para presentarse.
-Así es,- respondió ella suavemente.-Charles, encantada de conocerte al fin.
Él se sorprendió y hasta se intimidó por el arrojo de ella.
-¿Al fin?- preguntó el siguiendo el juego – ¿Es que soy muy popular o por qué ansiabas conocerme?- haciéndose el interesante ahora.
-No, si no que te había visto por ahí que no dejas de mirarme y quería saber ¿Por qué?
Aquella exposición de altivez de niña bonita incluso hizo tartamudear a Charles pero ya entrado en el juego no podía perder pareció pensar.
-Por supuesto que lo sabes- dijo sereno –tus amigas y mis amigos también…
En eso un grupo de niñas pasó murmurando y riendo: -“¡Son novios, míralos, se van a besar!”- Entonces notaron lo cerca que estaban hablando y dieron pasos dudosos atrás.
-Tengo que entrar a mi clase.- Dijo ella ya marchándose.
Charles la tomo de la mano para atraerla y darle un beso de despedida. Al voltearse ella sorprendida por aquel atrevimiento pero feliz del mismo, se acercó rápidamente a su boca sin darse tiempo de colocar la mejilla. Se besaron a medio labio. Como en un encantamiento se quedaron inmóviles por segundos, respirando el mismo aire.
-Nos vemos luego.- Susurro Charles y caminaron cabizbajos hacia sus clases, apenados al parecer pero dichosos en realidad.
Al entrar a su clase, todos ya acomodados, notaron en el rostro de Charles su felicidad. Leo y Dan chocaron las manos en el aire como cantando victoria. – ¡Sí, se le declaró!- festejaban. Sofía quería estallar de ira. Samantha miraba todo con aquella curiosidad chismosa. El resto de la tarde Charles solo flotaba en el universo, no estaba presente. No veía. No oía. No entendía. Por la noche los amigos del barrio apenas lo soportaban.
Las mujeres suelen desear con mayor intensidad aquello que en menor probabilidad podrían tener. Tal vez eso hace que perciban mucho más interesante a un hombre que se encuentra ya en una relación con otra mujer.
Así las cosas Sofía sintió que perdía a Charles sin haber siquiera intentado nada, sin la más mínima oportunidad. Aquella sensación la hizo arrojarse sin ninguna precaución y totalmente expuesta ante Charles.
Charles le hablaba muy poco pero ella siempre estaba disponible para él. Sofía era muy alegre y juguetona pero cuando él le hablaba se volvía seria y rígida. Parecía tenerle miedo el por supuesto lo disfrutaba. Ella le hacía constantes detalles muy pequeños pero frecuentes y demostrativos que el recibía sin agradecerle. Para él era de cuidado que María Ángel no fuera a notar esa situación y mucho menos creer que esa era su novia.
-Hoy quiero ir a tu casa.- Propuso Charles a María Ángel a modo de aviso una tarde al salir.
-¿Sabes dónde es?- Pregunto ella sonriente.
-Me han explicado- comentó el –creo que sabré llegar.
-Te espero a eso de las siete entonces.- Dijo ella de buena disposición.
-De acuerdo- respondió Charles – a las siete estaré puntual en tu puerta.
Ella le dio una de esas miradas con sus ojos negros que tanto fascinaban a Charles y tomaron caminos separados a sus casas.
Por la noche Charles se hizo acompañar de Jeff, un buen amigo del barrio y fueron juntos a casa de María Ángel, cada uno en su bicicleta. Al estar un poco lejos aún pero con la que creían era la casa de María Ángel a vista, vieron irse de enfrente una motocicleta roja con la que se cruzaron en el camino y una figura femenina que posteriormente confirmaron era ella. El motociclista era un tipo algo mayor que Charles quizás de la misma edad de su hermano le pareció. De esos tipos de barba tupida desde temprana edad, que los hace ver serios y maduros, bien vestido por demás.
Llegaron a la casa divisada y efectivamente aun de pie en la sala se encontraba ella. Tan hermosa le pareció a Charles que en seguida olvidó la curiosidad que le produjo aquel motorizado. Vestía una minifalda jean gris, que por primera vez le dejaban apreciar a Charles sus perfectas e inmaculadas piernas. Una blusa negra sencilla que hacían resaltar sus ojos y cabello negros, maquillada con sencillez y unas sandalias en sus delicados pies.
-¡Hoola!- Se saludaron efusivamente de beso en la mejilla y abrazo. Ella nerviosa más por las visitas que casi se le cruzan pero también lo olvido rápido al ver que Charles aparentemente no se dio cuenta. El casi olvidaba presentar a Jeff.
-Mira, un amigo de barrio que se ofreció amablemente a acompañarme.- Dijo señalándolo.
-Ah, qué bien,- dijo ella algo incomoda dándole la mano –mucho gusto, María Ángel.-
-Sí, ya lo sé,- contesto el amigo algo nervioso con los ojos bien abiertos –Charles habla mucho de ti todo el tiempo- confeso. Todos rieron cada vez más cómodos.
-Espero que solo cosas buenas.- jugueteó ella.
-Pues no, la verdad – dijo Jeff siguiéndole – se ha quedado corto Charles al describir lo linda que eres.- Charles casi lo miró mal.
-¡Sentémonos!- les invito María Ángel.
La visita transcurrió rápida y aburrida. La conversación muy generalizada y hasta vacía. Charles sintió la incomodidad que María Ángel al principio, no debió traer compañía. Lo agradecía y lo hizo tal vez pensando en que regreso que podría ser algo tarde y de tan lejos, pero hubiera querido estar a solas con ella. Ni los padres ni la hermana de María Ángel salieron en ningún momento a presentarse ni interrumpir para nada. Hubiera sido una linda velada para dos, pensó ya tarde.
-No vamos ya entonces, se ha hecho tarde.- Dijo Charles puesto en pie.
-Muchachos, gracias por la visita.- Respondió María Ángel visiblemente cansada pero sonriente, dio la mano a Jeff y éste astutamente tomo su bici y echó a andar para darles espacio.
-Bueno, al menos.- Chisteó Charles tomando a María Ángel de las manos quien captándole se sonrió con él.
-La próxima vez lo pensaras mejor antes de venir acompañado.- Se burló ella con su deliciosa picardía.
-Sí, claro que sí.- susurro Charles mientras tomados de ambas manos se miraban en silencio bajo una sombra oscura como cómplice. Charles la quería besar ya pero gozaba tanto mirando su rostro angelical tan de cerca que no era capaz de cerrar los ojos para besarla o hacer cualquier otra cosa. De pronto ella movió la cabeza a un lado ofreciéndole la mejilla a Charles. Él no se inquietó pues sabía que aun así la besaría en sus labios. Beso su mejilla como ella le había propuesto pero extensamente. Ella sonrió de gusto y el aun ahí tan cerca susurro algo en su oreja que sabía ella no entendería.
-¿Queee?- Se retiró un poco para indagar en sus ojos. Rápida pero suavemente ahí le beso. Ella encantada pareció derretirse entre sus brazos mientras el rodeo su cintura levemente. En ese solo beso casi robado se comunicaron todos los sentimientos que no pudieron durante la aburrida visita. Al separarse no osaron decir una palabra más por miedo a estropear aquel memorable instante. Charles soltó sus manos muy despacio si querer. Dando un par de pasos hacia atrás. Ella con todos los colores subidos en su rostro camino hacia adentro de su casa mirando aun a Charles y deslizando una de sus manos por la pared que más bien la ayudaba a sostenerse. El montó su bici y pedaleó muy rápido para alcanzar a Jeff en la esquina. Al llegar a éste le preguntó más afirmándolo.
-¿¡Se besaron, verdad!?- Yo los vi desde aquí.
-Siiii…- Gritó Charles pedaleando aún más rápido como si quisiera más bien volar y dejando a Jeff atrás que luchaba para alcanzarlo.
Loco de emoción corría y corría. Esa noche tal vez no dormiría. Al fin Jeff le alcanzó.
-¿Pero aun no son novios- dijo cansado yendo ya a mitad de camino –o lo serán a partir de hoy?- Indago.
-No lo sé.- Presumió Charles -¿Tu que viste Jeff?
-Vi a uno mayor que tú que al parecer también la visitaba y en su motocicleta- contesto éste algo envidioso –y tú no te atreviste a mencionarlo en toda la conversación a ver si te explicaba de quien se trataba.
-Que importa- Charles ya enojándose –novio no tiene, sino no nos habríamos besado así.- Dijo concluyente.
-Pero apuesto que nunca le has preguntado si tiene a alguien.- Argumentando Jeff –Es bien linda, es una suerte que la hallaras soltera y si es así, pretendientes no le faltaran. Te lo aseguro.
-Gracias por arruinarme el rato de felicidad.- Dijo Charles con voz grave ahora totalmente arrepentido de la compañía que había elegido. El resto del camino no hablaron hasta despedirse. Charles se preocupó en serio.
El primer día de la semana antes de terminas la primera hora de clases Leo, Dan, Amaia e incluso Sofía ya sabían lo que traía a Charles tan de malas palabras y semblante. Leo por supuesto se ofreció a averiguar.
-No sé, Vivian me lo dijo claramente pero es obvio que esa niña tan linda tenga más de un admirador- dijo Leo dándole trato a la cuestión –le volveré a preguntar y con la descripción del tipo que viste puntualmente a ver qué tal.
Amaia y Dan se reían de los celos preocupados de Charles. Sofía e miraba con forzado desprecio.
Un día durante el receso Sofía pasó cerca de Charles mofándose de él mientras iba del brazo de un muchacho que aunque sabía no representaba amenaza por tener otras preferencias surtió su efecto en el irritable Charles que alejándolo de un empujón tomo a Sofía de los brazos fuertemente y la beso con pasión fugaz en los labios. Ella por supuesto no se opuso y con los ojos cerrados se vio faltándole la firmeza en sus piernas mientras él tuvo que sostenerla hasta dejar de besarla. Siguió su camino luego sin decir nada. La dejo ahí sentada perpleja. Al final de la jornada mientras Charles veía a Leo emprender el camino en compañía de Vivian sintió una mano posarse sobre su hombro por la espalda. Era Sofía.
-¿Podemos hablar?- Le propuso.
Charles sintió un leve estremecimiento de complicación subiéndole por la espalda. Vio pasar a unos metros a María Ángel que le miro con gesto extrañada. El con gesto de disgustado y Sofía con cara de enemigo público.
-Yo sé de qué me quieres hablar,- dijo Charles a Sofía dando media vuelta –pero no es fácil para mí y te pido disculpas por lo que hice hoy.
-No, no te disculpes, -respondió ella resueltamente –hace rato quería que hicieras eso y pues precisamente de hacértelo fácil es que quiero hablarte.-
Charles quedo desarmado. Fueron caminando en dirección hacia la casa de Sofía mientras hablaban amigable y extensamente por primera vez.
-Yo sé que te gusta esa chica de la clase de en frente- decía ella en tono relajado forzado –chorreas tanto las babas por ella sin disimular que todo el mundo lo sabe.- Charles la miraba sorprendido y sin entender sus intenciones –Pero yo no puedo dejar de pensar en ti Charles, me gustas.- Se detuvo con la mirada en el suelo.
Cuando una mujer se le declara abiertamente a un hombre tomando la iniciativa y sin esperar que él lo haga para asegurarse de ser correspondida, le da una facilidad tal que incluso revierte cualquier semilla de sentimiento que hubiera en él antes de eso mientras aprovecha la ocasión para estar con ella, para a la final, aun después de sentirse bien con ella o creer sentir lo mismo, terminar despreciándola y dejándola utilizada conservando una mala imagen de ella que seguro propagará en al menos otra persona.
A Charles por supuesto no le pareció ninguna novedad aquella confesión pues ella tampoco lo había disimulado mucho y sin saber bien lo que debía hacer solo se dejó llevar. Levantó su mentón suavemente con sus dedos y le dio un muy tierno y corto beso.
-Tal vez esto no esté bien- trato de decir con madurez –tu sabes que yo…- respiró pesadamente –No quiero hacerte daño Sofía.
-Quizás el daño me lo hago yo a mí misma por haberme enamorado de ti y más ahora por habértelo confesado.
-Tú me conoces- quiso darle tranquilidad –yo no soy de los que andan burlándose de las chicas.
-Vamos a pensar las cosas- propuso Sofía –y hablamos otro día a ver que resolvemos.
Se dieron otro beso, ella lo abrazo fuerte y partieron sin decir más nada.
Al día siguiente llego Leo con las averiguaciones que había hecho de Vivian sobre el visitante aquel.
-Pues sí, -expuso Leo con miedo a la reacción de Charles –el tipo te lleva ventaja. Se llama Ed y hace varios meses pretende a María Ángel.- Charles fruncía el entrecejo y miraba lejos mientras oía a Leo. –Incluso es muy amigo de los padres de ella. Ya lo aceptan, lo consideran buen partido para ella. Vivian dice que se los ha sabido ganar. María Ángel no está enamorada de él pero no le disgusta para nada.
Charles no respondió nada y solo caminaba sin dirección por todas las instalaciones, pensativo e inexpresivo. Sus amigos le seguían e intentaba animarle pero Charles simplemente dio por hecho que no tenía oportunidad y sintió todo perdido. Incluso se toparon con María Ángel y sus amigas, ella se abrió como para saludarlo pero la mirada extraña de él que ni se detuvo no se dirigió a ella, la hizo sentir indiferencia o rechazo. Ahora Charles se pasaba las horas libres acompañado de Sofía quien se comportaba como su novia aunque nunca quedo claro si lo eran o no. María Ángel no entendía mucho hasta que supo de Vivian quien le confesó haberle dicho todo sobre ella a Leo.
-No es razón para que haya cambiado así.- Pensaba María Ángel. –Debió preguntarme a mí directamente y averiguar lo que yo sentía.
En una ocasión los vio besarse y dio por hecho que Charles y Sofía eran novios y que a él ella ya no le interesaba. Se había comenzado a ilusionar pero Charles falló y deshizo todo aquello.
Cierto día en un receso María Ángel sin fijarse pasó cerca de donde estaba Charles sentado solo tomando un refresco. Él como por reflejo la tomo de la mano y al voltear ella sorprendida.
-¡Ven!- Le dijo Charles sonriente -¿Podemos hablar?-
Ella retiró su mano bruscamente y casi sin detenerse dijo en tono altivo un tanto airada.
-¡No! Porque no nos vea tu novia y se enoje contigo. Adiós.
Charles sintió aquel fallido intento y aquellos gestos fuertes como lo último entre él y María Ángel. Se entristeció por eso varios días pero no lo comentó con nadie. Lo sufrió en silencio.
Sofía y Charles solían quedarse fuera de clases luego de los recesos para estar juntos a escondidas en cualquier lugar apartado de las instalaciones. Pasaban largo tiempo besándose muchas veces sin hablar mucho. A Charles le parecían los besos de Sofía los más excitantes que en su corta experiencia había sentido. A ella le fascinaba su manera de tocarla. La hacia perder la noción del tiempo y el espacio. Olvidaba la prudencia y el pudor en brazos de Charles.
En un abrir y cerrar de ojos era ya final de año. Charles cayó en cuenta que no había hecho nada en casi ninguna clase y que reprobaría el grado. Las tantas emociones le hicieron olvidar sus obligaciones a la vez que no sintió el paso de los meses ni lo mal que iban sus calificaciones.
Leo, Dan y Sofía corrieron la misma suerte que Charles y aunque se habían vuelto inseparables aquel año, tendrían que tomar caminos muy distintos y separados. Casi no volverían a verse sino después de varios años. Los padres de Sofía tuvieron a bien enviarla a la ciudad a continuar sus estudios en una institución de mejor calidad. Charles resolvió cambiarse de institución y de jornada pues no quería soportar la vergüenza que implicaba su fracaso, mucho menos tener que mirar avanzar a sus otros amigos mientras se quedaba atrás.
La última vez que se vieron Sofía y Charles tuvieron que despedirse y aceptarlo así. Los tíos de Sofía no le aceptaban visitas ni pretendientes ni nada que se le pareciera. Era el último día de clases y adiós para siempre.
Sofía llenaba las libretas de Charles con frases y dibujos de enamorados. Recuerdos de su amor por él. Charles de frente a ella sentado la miraba. Tenían las piernas trabadas entre sí curiosamente en un gesto de complicidad. Le copió completa una canción de su cantante favorito. Una que Charles recordaría aun pasados muchos años. Habla de viajes y amores de verano, de la distancia y el olvido. Charles se quedó mirando fijo al horizonte como pensando en nada. De pronto en su visión periférica creyó notar que Sofía se había quedado inmóvil a la vez que comenzó a sollozar. Grandes lágrimas brotaron de sus ojos tan expresivos.
-No llores Sofía- Quiso consolarla sin esforzarse mucho –Seguro vivirás grandes emociones en la ciudad que te harán olvidarme pronto.-
Esas palabras cortaron de súbito su melancolía.
-Cierto, no lo he olvidado- dijo Sofía seria –tu nunca me quisiste en verdad, solo fui tu premio de consolación.
Charles se sintió culpable. Ahora el sentía ganas de llorar.
Por un instante no quisieron ni mirarse ya más. Así se quedaron largo rato.
Él se enderezo en su silla y la tomó de la mano aun sin mirarla. Ella lo rodeo con sus brazos y hundió la cara en el pecho de él como escondiéndose para no tener que irse. Él beso su frente y también la abrazo fuertemente. Se besaron. Por última vez. Con la tierna pasión que solo ellos sabían. Se besaron largamente como para perpetuar aquella sensación que sabían jamás volverían a experimentar.
Ya de pie se miraban fijamente a los ojos. Inmóviles como estatuas helénicas. El adiós fue un suave abrazo que los unió por varios minutos y del cual se valieron para sostenerse en pie al sentir que les faltaban las fuerzas. Charles sintió en su corazón el vacío que ella dejaría al soltarle. Tembló mientras suspiraba. Sintiéndole Sofía le abrazo más fuerte. La quiso. Sin querer en verdad la quiso.

Comentarios & Opiniones

Joelfortunato

Saludos cordiales. Grata lectura. Reciba mi respeto y amistad.

Critica: 
Lorena Rioseco Palacios

Muy buen relato de principio a fin, seguiré leyéndote, estrellas y cariños!!!

Critica: 
Teaall7

Gracias de verdad, solo soy aficionado así que nunca he tenido referencia para saber si lo que hago es bueno o no; su opinión es importante. Gracias

Critica: 
María Cruz Pérez Moreno -acnamalas-

Resultó muy ameno tu historia. Saludos.

Critica: 
Teaall7

Gracias

Critica: