Ningún fin vuelve a renacer

(A S.S.)

La oscuridad y las sombras del mal
se han encargado de borrar
los múltiples colores
del íntimo parque colosal.
La rosa se encuentra marchita.
Ningún fin vuelve a renacer,
todo fuego se extingue
y deja, por siempre, de arder.
En la noche silenciosa
ya no se dibuja
el brillo mágico de su sonrisa.
¿Quién puede atreverse
a practicar el arte del olvido?
Si su triste retrato se ha inmortalizado
en las horas efímeras del pasado.
El destino cruel teje el curso
condenado de nuestro río,
permitiendo que desemboque
en un nostálgico mar infinito.
El engaño alado de los ángeles
reposa junto a mi soledad entristecida.
Mis manos llenas de sangre por los cristales
rotos del implacable coche.
Una parte de mi ser ha muerto contigo,
mi bello amigo.
Las campanas del adiós doblan por nosotros
en la inmensidad de tu cálido abrazo.