Pan con mantequilla.

La neutralidad del ser no me interesa,
no me importan tampoco las bohemias whiskianas,
yo quiero punk rock a todo volumen,
gente saltando y gritando con lujo de detalles sus memorias secuestradas,
quiero bandas de rock tiradas en la carretera,
de todo todo,
pero de los poetas,
de los poetas quiero sangre muerta en sus rodillas,
quiero poetas tras los basureros,
poetas sucios y maldicientes,
que odien el sexo y les enferme tanto el sistema que ya no lo critiquen,
poetas que no marchen en las huelgas nacionales
y pidan comida en las ventanillas de Burger King,
poetas limpiando parabrisas,
poetas sin dientes,
con abrigos de lana en verano,
poetas que no necesiten amores para escribir de amor,
poetas de carbón,
poetas vendiendo caramelos,
poetas prostituyéndose,
poetas intervenidos por la policía,
poetas discriminados,
poetas gordos y grasosos,
poetas cargando a sus hijos en la espalda,
poetas viviendo vivos…
Tan reales, como una taza de té y un pan con mantequilla.