Triste maldición

Nací con la maldición,
de saber el día de mi muerte,
para algunos tremenda suerte,
para otros fascinación,
vaya torpe admiración,
a este hecho tan penoso,
cómo puedo estar gustoso,
de saber lo que me espera,
si cuando yo me muera,
ni sorpresa me dará el pozo.

Sostengo un reloj de arena,
caen los días, grano a grano,
y el reloj, ahí en mi mano,
de puro silencio se llena,
no puedo vivir la vida buena,
pues la muerte a mí me estresa,
si me falta la sorpresa,
del que muere sonriendo,
si hace tiempo estoy muriendo,
diariamente en mi cabeza.

Cualquier otro en mi lugar,
con alguna creencia dudosa,
viviría como mariposa,
y se dedicaría a volar,
pero yo no puedo olvidar,
que ese ser no tiene conciencia,
no comparto esa inocencia,
ni un pensamiento impoluto,
si ya se me fue otro minuto,
sabiendo el final de mi existencia.

Pablo Berkell
(El poeta maldito)

Comentarios & Opiniones

ÁNGEL MENDUIÑA IRIBARREN

Excelentes versos que enfrentan de forma magistral un tema tan difícil como es el de la muerte. Un fuerte abrazo.

Critica: 
Pablo Berkell

Muchas gracias Ángel

Critica: