Ahogándome

Vino y me abrazó como enredadera,
como la enredadera abraza al árbol,
yo tan duro como trozo de mármol,
le mostré un otoño a su primavera.

Volé hojas de su amor florecido,
sequé su cariño desde la raíz,
fui como tormenta de un día gris,
soplando de vientos su amor colorido.

Me miró, taciturna como estrella,
yo no tuve interés de ver el cielo,
y sumido en mi intenso estúpido ego,
apagué todo el brillo que vi en ella.

Y como estrella voló fugazmente,
se perdió de la noche de mis ojos,
esa oscura mirada con enojos,
con enojos, que eran para otra gente.

La tuve, y no aprecie que la tenía,
jamás quise a su amor hacerle caso,
y hoy que miro de mis días el ocaso,
la perdí, sin saber lo que perdía.

hoy la busco en los mares de mi llanto,
como simple método de desahogo,
buscando sin saber nadar me ahogo,
hundiéndome, al saber que la amo tanto.

Pablo Berkell
(El poeta maldito)