MI ÚNICO AMOR VIVIDO

El día que te conocí, el mundo se abrió ante mis ojos, vivos de haberte conocido, brillantes de haberte encontrado y esperanzados de que tu me regalaras un poquito de ti. Mis ojos se morían de ganas de que tu rostro se reflejara en ellos.

Mis labios se desesperaban por tus besos y mis manos por rozar cada pequeño poro de tu piel, mi voz surgía de mi garganta impaciente por regalarte las palabras mas bonitas que tu jamás pudieras oír.

Cada instante contigo era como una gota de agua para un ansiado sediento. Cuando mis manos se entrelazaban yo me aferraba cual raíz a la tierra y sentía la gran protección que tu me dabas.

En definitiva todo lo que me regalabas, sin pedir nada a cambio.
Yo me sentía como si rozara un sueño, flotando entre paisajes idílicos perfumados de jazmines y azucenas, rodeada en definitiva de miles de fragancias que me ofrecía tu naturaleza, que me regalaban toda una vida y me invitaban a vivirla de manera inmejorable.

Ahora después de ocho intensos años todo se a transformado en un gélido invierno, que ha dejado mi corazón cubierto de hielo y escarcha, esperando otro sol de primavera para derretir el hielo de mi corazón, que vuelvan a florecer los prados y poder volver a rozar los sueños con mis manos.