Yave (Elohim)

Nuestras miradas ya no son nuestras
En la iglesia me siento confesar
En el destino del mundo acreciento mí sinfonía
En tu despertar supremo, he aquí a mí Deidad.
Nunca muere
Nunca muero
Nunca agonizo
Nunca suplico
Nunca sepultó
Mí destino es encontrarte
Mí universo es morir de amor
Y cualquier destino que elija de nuevo será amar
Otra vez morir
Pero esta vez, Yave, ya no muero tanto
Porqué aprendí a dejarte ir
A comprender que tenías que irte
A entender que debías partir
Pero sin importar cuántas veces caiga
No importa mientras siga aquí
Y Angus me dijo: Mamá, no es tan fuerte.
Mamá, no es tan grande
Soy tu hijo y tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años y no obstante; no dicen nada.
Mis ojos también son ancianos
Mis ojos también son ancianos
Mis ojos también son ancianos
Porqué soy Aserah, reina del mundo
Y muero, con cada despertar
En tus brazos, Yave, lo hacía
Con el calor funesto de la inmortalidad sufro
Y es Silvia con metafísica quién me ha salvado
Porqué acaricie sus hojas
Y era Silvestre con Bach y Aromaterapia.
Fundiendo los consejos
Muriendo en el intento
Sufriendo en el sueño de los inmortales seres
De saber que he hablado la respuesta bajó un árbol frondoso en mí casa al cual le llamé Angus, como mí hijo.
Y le pregunté:¡Dime la respuesta! Por favor, dimela.
Y él y sus ojos verdes me dijeron: He ahí, Mamá, es el cosmos, es Silvana, son las flores, son tus poesías, es tu vida, son tus sueños, es anatomía y la eternidad de tus versos cuando recitas en un colectivo cualquiera a Dios y le cantas todas las mañanas, es la Alcachofa, es la Pasionaria, es la Valeriana, es Marcela, es Yerba Carnicera. Soy yo en la plateunidad memorial de la memoria vestida de Nina Argoitina. Es Palas columbrando el oficio de todos los vivos. Es Inti, en mis sueños apareciendose para darme otro bautismo con Ayahuasca. Es la iglesia de siempre con la vida del Catolicismo y soy yo, Anat y Shapash, con Eneas y Eli, sin morir ni chistar.
Solo solas...