La confesión de la asesina

poema de San Brendano

Lo he matado
En mi techo negro hay un cigarro
Un arma y una granada
«He vuelto a fornicar»
Los ojos son testigos de la mierda
Un Psiquiátrico en las afueras de mi habitación acolchonada con placas de metal
Y mi Padre diciéndome que me matara
Y mi Madre, encerrándose a llorar
Y mi hermano sufriendo el acoso mortal de mi cuñada psicópata, testigo evangelista de una religión de miércoles...
Yo, preparo mis pociones, les agrego mi sangre y me suicido en ellas
El Dios de los Judíos, habla conmigo
Los dos tenemos tareas sexuales
Los dos somos engañadores
Soy una tumba vacía
No tengo boca
Y mi voz es una pizarra
Estoy negra y me comen los bichos
Me ahorque ayer con mis medias
—La mujer de ojos azules, ríe.
A través de mi delgada cortina
Mis diábolos son esquizofrenicos
Matar y asesinar, matar y morir...
Es como una muerte, es legal.
Le dije a Dios, — ¿y la capacidad de la auto destrucción, y el embarazo?
Mi estomago sonríe
Seré una madre putativa
Pero sin ganas de parir
Sin ganas de morir
Sin ganas de seguir
Los putos machos de los que aborrezco
Son todos mios, como siempre...
Y, yo, soy Domina Silvestre...
Asesina de mundos
Asesina de Dioses
Asesina tuya...
Una muerte vacía.
Sin corazón...

Comentarios & Opiniones

Daniela Verne

Profundo y demasiado expresivo de una manera peculiar y original que me encanta. Saludos

Critica: