Fumar Jazmines.

poema de Lepre.

No sé qué tienes,
vieja niña.
Cuna mecedora,
nuevo corazón latente.
Caí entre tus brazos
un agosto del noventa y nueve,
pétalos de jazmín
se hallaban sobre el pavimento
de los patios adoquinados,
el viento aún los mueve.
Son los mismos de siempre.
Detesto con ganas la primavera
y tú vives eternamente en ella,
pero con tal luz y tal aroma
fuiste camarada, fuiste compañera
de largas noches en vela.
Compañera de jolgorio,
la reina en el arte
de trasnochar.
Tú me empedrabas el camino,
yo no hacía más que caminar.
Si con mis ojos te vieran,
vieja madre,
comprenderían todos
el amor que fue forjado
con cada guijarro tuyo que pisé.
Y si yo a ti te diera,
vieja amiga,
todo lo que a mí me concediste...
nadaría en júbilo, comadre,
todo dios lo ha de saber.
Ahora voy a volver
a gozar de tus rincones,
a regocijarme en tus plazas y parques,
a correr como los ratones
por tus coloridas noches.
A pisar tu camposanto
y aspirar el humo de tus flores.

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