Prisión púrpura
poema de Setecientas manos
No hay un camino en esta noche,
solo un lucero que brilla débilmente,
y en el filo de la nada un quejido casi en silencio.
Las manos arrancadas del llanto,
las piernas, el mismo suelo,
sumidos en sombras inmensas...
Lo enfermo se enfurece,
lo sano se convierte en transparencias,
lo real,
lo onírico,
la llamarada azul de los espectros
se encarga de iluminar lo que ya se olvidó...
Se señalan los sonidos,
lamentos en la oscuridad,
ruinas ancestrales,
ecos,
el viento acaricia el follaje
rompiendo la suave voz del silencio...
Es hora ya de partir...
Comentarios & Opiniones
Fina obra en su contexto altamente reflexivo
"lo real,
lo onírico,
la llamarada azul de los espectros
se encarga de iluminar lo que ya se olvidó..."
Saludos de paz
Preciosa Gabriela, cuanto bien me hace leerle en este espacio tan humilde...
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