Rey Coronado

poema de libelula

El águila aulló despavorida ante tanta inmundicia.
La roca en la cima de conciencias podridas.
Geografías ante las cláusulas de la muerte indefinida.
Descenso del frenesí acusatorio, desprevenido como el conejo asustadizo que quiso y no quiso ser.
Sentidos sacerdoticos.
Ser, creencia de que podía y no podía.

Pies inertes, rostros descoloridos ante la fatalidad.
La doncella gélida de pies descalzos ronda la vida cargada.
Sueños descoloridos ante la inmensidad de una ciudad, donde a nadie importas.
Sentimientos avariciosos que una vez poseíste.
Gema valiosa, lince cauteloso.
Manos inmóviles, desventura de la imperiosa partida.
No estás en este mundo, conglomerado fresco del lienzo apresurado.
Manos torpes forjando la vida.

Llanto, luto a la vida, al renacimiento cadencioso de la vida triste, melancólica, apasionada.
La existencia en un suspiro, la savia bella, lúgubre, desvaneciéndose en filigranas dolorosas, mancilladas por el anhelo, desazón.
La semilla empinándose, incertidumbre del poder y no poder darle, cielo, estrellas.
Apenas respiras, brotes de flores marchitas, ilusiones perdidas en la caída de la razón sin razón.

Comentarios & Opiniones

libelula

disculpen, sacerdoticos lleva acento, saludos de libélula.

Critica: 
María del Rocío

EXCELENTE PLUMA TODO UN DELEITE LEERLA!

Critica: 

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