CXXIV + declamación

poema de Saida Cerdán

Nota de autora:
Antes de reproducir la declamación quiero dejar claro que, soy consciente de que no tengo la voz más acertada para recitar y ojalá, tú, que me estás escuchando puedas llegar a sentir algo mientras recito. No tengo ningún tipo de experiencia en esto más que otras declamaciones y no trato de ser la mejor del mundo, pero sí en desahogarme un poco con ellas.
Espero que valores el esfuerzo de escribirlas, de recitarlas y aún más, de compartirlas contigo. Para que me conozcas, y que te esfuerces por comprenderme si la has escuchado completa.

Gracias de corazón.

CXXIV

Estos últimos días la poesía se ha ido manifestando a mi alrededor como una molesta mosca que no me permite conciliar el sueño. Parece que quiere que le escriba. Escribirle poesía al arte, poesía a Muerte, poesía para reemplazar mi propia alma. No sé si quiere que la encare o la mate, si quiere que la destroce con palabras mal rimadas o con una absurda prosa o si simplemente, me detesta y necesita verme dolida. Expresar el dolor que acongoja mi mente y arruga mi cuerpo.

Pero no puedo,
estoy en blanco
y me muero.

Dudo saber empezar por algo
que no duela un poco
para sacar lágrimas
sin verme obligada
a hablar en alto.

Pero quiero hacer
una poesía cruda
que moleste y joda,
que toque fibras
y deje por fin las mías tranquilas
por ser sincera en rimas.

Mostrarlas, mostrarla al mundo;
y alguien me abrace por ellas.

Quiero...

Quiero escribir verdades
que arranquen de cuajo
esta puta angustia
que me chupa y chupa y chupa
litros de sangre que después
me vomita encima
pretendiendo que me los trague.

Pero me es imposible
desarrollar otra idea factible
que no sea la de hablar
a escondidas, de ti.

Se me da bien.

Soy una experta en crear
añoranzas de ausencia.
Y no puedo escribir.

No puedo hacer más
que sentir cada día
mayores tormentos por dentro
porque no sé y me avergüenza
cantar a pulmón,
hablar en alto,
recitar con fuerza.

Es por eso que odio el proceso por el que tengo que pasar para escribir algo de verdad, algo mínimamente real. Una pequeña poesía, una prosa con poesía, una prosa poética, un relato donde cuente cómo otro personaje reacciona ante la vida de un pobre y desalmado bastardo. Siempre igual. Borrando las partes que no se deben contar, las que por temor alguien se pueda irradiar y te echen encima todo ese ácido que por dentro guardan en cada palabra que escupen. Lenguas viperinas, repulsivas y poco estudiadas. Me dais asco. Eliminaba líneas fallidas que por fin lograron derribar barreras del silencio.

Líneas que por fin era capaz de escuchar.

Pero ahora,
en este preciso instante,
justo delante,
siento que he agarrado el ritmo de la música
que musitan unos dedos lejanos al piano,
siento que soy capaz de escuchar la melodía
y los renglones digitales atraviesan el grito
sin que su autora tenga que abrir la puta boca.

Tecleo sin miedo,
correteando por encima de errores,
sin saber si lo que estoy expresando
tiene algo de sentido para alguien
porque no me importa.

Mecanografío con prisas
como si las palabras fueran a disiparse
en el tiempo que tardan mis yemas
en deslizarse por las teclas,
de lo que quisiera,
fuera un cuaderno repleto
de verbos rimados.

Hasta me da igual que lo que tenga hasta ahora
no valga absolutamente para nada,
me da igual que sea basura artificial y putrefacta.
Es mi puta basura.

No me importa si sigo mareada y me ahogo
por la marea más baja de la historia,
recito a la par de su escritura
comprobando que aún me queda media sonata.

Me da tiempo a bajarme las medias a medio camino
del desastre y del orgasmo.

Al final, siempre acabamos hablando de sexo,
envuelta en la ofrenda ninfomaníaca del deseo.

Me molesta, pero no quiero que pares.

Sigue, sigue, sigue, pero no vuelvas.

Con las palabras saliendo de tu boca
me es suficiente para abrir las piernas.

Pero no quiero por ti sentir más pena
que embriaga el desánimo de la locura
que pocas veces represento por fuera
de mi mente insana y desbaratada.

No sé si soy capaz de morir tranquila
sabiendo que aún me queda tanto,
tanto por escribirte.

Y de hecho, no sé si creo poder creer en algo
que no sea en los latidos que deforman tu pecho,
palpitan en mi lengua y me besan por décadas
de descensos morados de dolor que me esperan.

Sinceramente, sino fuera por los gritos
que mi garganta genera al mis cuerdas aflojarse
por susurrar tu nombre en tormentas de arena;
parecería estar muerta.

El drenaje se me llena de colmenas
su imagen me supura la sangre
el amor se me enrolla en el cuello
creo que quiere asfixiarme.

Cuánto tiempo, Muerte.
¿Bailas o traes balas?

© Saida Cerdán

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De nuevo, gracias.

Comentarios & Opiniones

Silvia

Hay renglones muy profundos entrañables,cuando ves que las palabras parece disiparse y te a puras detente, respira y más tranquila la información baja y será más que grandiosas tus obras.saludos cordiales y beso.

Critica: 
Pablo

Hay mucha profundidad y mucha introspección. Es toda una reflexión, muy personal, dejando entrever un poco de tu historia. Un gusto leerte. Saludos

Critica: 
Lord Demencial

Gran poema duro y crudo, no hay mejor declamación que la que hace una autora por sus propias prosas, aunque se escucha un sonido de movimiento en ocasiones, saludos.

Critica: 
Poetizo Rizo

hay veces que la expresión no sale cuando mas tenemos el sentimiento, a veces no alcanzan las palabras, queremos que todo quede en simples letras y no, no sale. Espero llegue ese momento y salga todo en la idónea palabra que complete su sentimiento

Critica: 

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