Toni

Toni sabe que la luna no es de queso,
que los amigos se ganan siendo cordial,
que los golpes duelen mucho cuando se pega en el alma,
que es momento de reflexionar.

Toni maneja un auto en sus fantasías
porque despierto jamás lo ha hecho
el entiende aquello que solo sintiendo entenderían
los que lo lastiman tanto, dejándolo atrás.

Toni a veces está cansado de sentirse extraño,
de la lucha constante contra el descontrol
y no recuerda cuando fue la última vez
que al cerrar los ojos tuvo un sueño.

Él sabe de números y de consecuencias,
pero hay límites que su mente no respeta
- no respeta - no respeta,
y se desconecta su cordura cuando la rabia despierta.

Tres veces al día, cada seis horas,
la rutina lo asfixia y tanta agua lo ahoga
de un lado a otro se pasa las horas,
tal vez con el tiempo la situación mejora.

Mientras tanto se deja llevar por sus pensamientos,
sus temores, sus miedos,
que gritan adentro y explotan afuera,
no todo es malo pero… Toni se altera.

¡Qué bella sonrisa ilumina su rostro!
Sus ojos azules y su cabello azabache,
le crean un perfil de príncipe de un cuento
y los defectos huyen cuando él está contento.

Solo pido...

Denle la palabra aunque se desvíe del tema,
y que los candados caigan para que nada lo detenga.
Déjenlo que corra por las calles, libre,
puede que se pierda y puede que se encuentre.

Permitan que no tenga que pedir permiso,
Que sus manías abandonen este juicio.
Déjenlo al menos, que se sienta el dueño
De la vida que controla el prozac.

Déjenlo vivir dentro de su mundo
y cuando quiera hacerlo,
déjenlo vivir fuera de él.

Que sus chistes repentinos merecen un escenario,
la inocencia es parte de su esencia
y descubrir sus reacciones puede dar miedo
pero amalo sin condición, que su amor es sincero.