BETANIA UNA CAJA DE SORPRESAS

BETANIA, UNA CAJA DE SORPRESA

(Historias que escribí cuando trabajé en la residencia de ancianos)

Hace mucho que no escribo sobre el hogar Betania, tal vez porque las cosas se han puesto muy difíciles desde el verano, cuando regrese de mis vacaciones. Llegaron muchos abuelos nuevos, una que me robó el corazón, se llama Silvia, cuando le conté a mi amiga Jacque, me dijo que la fue a ver y la encontró igual a la Adriana, mi regalona que ya no está, de veras que yo no me había dado cuenta y en realidad se le parece mucho, sólo que ella camina y se vale por si sola.

María, una de las auxiliares que era mi amiga, no volvió de sus vacaciones y nadie sabe nada de ella, la verdad la extraño, a pesar de las cosas que han sucedido entre medio.

Hay además un abuelo nuevo, se llama Juan, tiene un cáncer terminal en el esófago, sus hijos lo han traído pues vivía en deplorables condiciones en una ciudad llamada Los Andes.

La asistente social de la comunidad se contactó con su familia y les dijo a los hijos que se hicieran cargo; una de sus hijas trabaja en el hogar, así es que la administradora le facilito las cosas así es que lo tienen ahí.

Él no puede hablar por eso anda siempre con un cuaderno para escribir lo que necesita; de su garganta sale mucha flema y secreción, algo que tiene muy mal olor. Una de las chicas protestó un día y dijo: “Oye que desagradable es ese olor, deberían sacar a otro abuelo de la pieza, ese olor es repugnante”. Luego más tarde estaban haciendo el aseo y volvió a decir: “Ay que asco, ahora hay que hacer aseo, que horror”…

Y la hija de Juan, estaba cerca las dos veces, pobre se sintió muy mal, por lo que sé, él no fue un buen hombre, les dio muy mala vida ellos nunca supieron lo que era tener un padre, aparte era bebedor y no trabajaba, sólo para el vicio y sus amigos es lamentable la situación.

Hace unos días atrás le tuvieron que hacer una cirugía en el estómago, para poder alimentarlo, pues por su garganta ya no le pasaba la comida aunque estaba pasada por el colador; el cáncer sigue creciendo y no hay otra forma de hacerlo. Está muy disminuido y así se siente, llora y se pasa casi todo el día con sus manos en los oídos y su cabeza.

Tiene una mínima pensión solidaria, pues nunca ahorró y ya no ve un peso, pues todo lo poco que gana va a parar al hogar así es que todo lo extra tienen que costearlo los hijos.

A veces él cree que deben estar allí, la verdad es que ellos no van a verlo, cada uno tiene su vida y sus problemas, el mayor si no trabaja no tiene para comer y todo su tiempo debe dedicarlo al trabajo, y últimamente se le declararon todas las enfermedades, con ellas los problemas económicos, cosa que Don Juan, no logra entender, pues siempre quisiera que estuviesen pendientes de el, pasa que se siente sólo, pues en la otra ciudad era libre de hacer lo que quería, pero, lamentablemente ya no podía valerse mucho por si mismo.

Lo están viendo en los cuidados paliativos, donde le dan los medicamentos para el dolor, que cada vez son más frecuentes, y esto va avanzando.

En estos últimos días ha empeorado, sus pies ya no resisten el peso de su cuerpo y se cayó dos veces, se golpea la cama o las piernas con la mano empuñada, ver sus ojos es ver una profunda tristeza que no puede expresar en palabras eso duele…

Sus hijas se preguntan porqué no se cuidó, y porqué tanto sufrimiento, recuerdos muchos recuerdos, pero, tanto…

Hoy se levantó más tarde en la mañana fui a su cuarto y estaba igual que el sábado, con su cuello y los hombros todo mojado con lo que le sale del cuello, le cambié la ropa, lo abrigué y le dije que se cambiara ropa si se mojaba, me dijo gracias en su cuaderno. Después mientras esperaba que llegaran a buscar la ropa sucia de la lavandería, lo vi en el corredor y le pregunté como estaba, me dijo con su encogida de hombros que puedo esperar, y sus ojos querían salir de sus orbitas. Le dije, debe tener ánimo, no pude decir más…

Quiso ir a su cuarto y le ofrecí acompañarlo, pero se desvaneció y antes que se me cayera lo alcancé a sentar en un sillón, fui a buscar una silla de ruedas y lo dejé en su pieza. Su cama estaba sin hacer, le cambié las sabanas y le dejé todo listo, le pregunté si le ayudaba a sacarse la ropa, me dijo que estaba bien así y me dio las gracias.

Salí de su cuarto y fui al fondo donde se sienta una abuela súper cariñosa, le dije Adelaidaaaaa, abrázame, y lo hizo, qué pasó mi niña? Nada sólo abrázame y la angustia no la pude contener, Elena, la otra abuela se puso de pié como un resorte y también me abrazó, gracias dije, sólo gracias ahí lloré y descargué la pena un poco, pues esto no sé cuánto durará, sólo espero ser fuerte, pues podría pensar que se lo merece, por lo malo que fue, pero no puedo, de veras que no puedo, después de todo es mi padre…

Comentarios & Opiniones

Pajarofé

Rosana me encantan las historias de cuando trabajabas en la residencia de ancianos, podrias escribir el guion de una serie, son entretenidas e ilustrativas, enhorabuena amiga, un abrazo y hasta la proxima entrega.

Critica: 
Mariposa en vuelo

Gracias amigo a ver si me animo creo que me falta mucho por aprender para eso, cariños.

Critica: 
Silvia

Mariposa buena descripción,tristisimo,y tu ser es grandioso verdadera,solidaridad más que dar.te felicito por escrito y por tu sentir abrazo y beso.

Critica: 
Penelope

Desgarradora historia Rosana, me ha calado hondo el sentimiento que describes y comprendo muy bien como te sientes. Nuestros padres no son perfectos, pero eso no quita que les hagamos pagar por sus imperfecciones cuando mas nos necesitan. Un abrazo!!

Critica: 
Leonardo Sarmhi.

Hermosa obra; triste, reflexiva. Historia ilustrativa en situaciones adversas, de nuestros sentimientos y emociones...La tolerancia, resignación y el amor, a pesar de todo..!!Bellas letras!!. Abrazos estimada gran poetisa Mariposa,,!!

Critica: 
Luis Reis

Por lo que se desprende de tus escritos podemos ver que conoces bien lo que es sufrimiento humano, y esto te echo quizas una persona mucho mejor, exelente narracion , un abrazo querida poetisa.

Critica: 
Felix

A mi también me atrapan y me encantan la historia del hogar Betania. Esta es bastante triste y desgarrador. Y el final me sorprendo mucho. Me encanto como lo relataste y tu gran amor a pesar de todo, es increíble. Saludos Mariposa y miles deestrellas

Critica: 
Mariposa en vuelo

Muchas gracias compañeros me ayudan a seguir en esta senda tan apasionante de la escritura un gran abrazo para cada uno...

Critica: