La casa de mi madre

Era pequeña y grande, como el corazón de mi madre
Mientras yo jugaba y hacia travesuras de mi propia edad
Ella sentada, desde un rincón miraba
A su más grande arboleda, de su vientre
¿Cómo olvidar aquella vieja ramada, de estrecho zaguán y grandes ventanales?
Que irradiaban destellos azulados primaverales
De alegres balcones, que de a poco sus rosas y claveles se fueron marchitando
Perdiendo así, el encanto de ser amadas
Y en las tristes y desoladas noches de mayo, la soledad
Se fue llevando en trozos, los recuerdos de mi dulce niñez
Y si alguien me dijera, que pidiera un deseo, yo le diría
Que un día a la vez, quisiera estar con mi madre
En su viejo ramadon.

Comentarios & Opiniones

Penelope

Una obra sentimental y simbólica puesto que muestra la fortaleza del vínculo materno tan umbilical y necesario para establecer las bases de afecto. Una bella metáfora que designa protección y mucho bienestar. Me encantó! Un abrazo!

Critica: